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Nobleza obliga: cooperación y Biblioteca Nacional

Nobleza obliga a agradecer los apoyos que empresas privadas, amigos e instituciones diversas dan a nuestras acciones relacionadas con el libro.

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Se acerca el 150 Aniversario de la Biblioteca Nacional (fundada el 05/07 de 1870), segunda institución educativa de la historia republicana, después de la Universidad de El Salvador. Amerita entonces a seguir refiriéndome a esta entidad, los pasos dados, énfasis en tecnología, pese a disponer de un presupuesto más que limitado para operar.

Si nos preguntamos cómo se logró avanzar sin tener presupuesto para operar, la respuesta es la cooperación nacional e internacional. A lo que se agrega, a finales del 2019, el paso gigante con la construcción de nuevo edificio acorde con el resguardo de la documentación histórica salvadoreña.

Nobleza obliga agradecer los apoyos de empresas privadas, amigos e instituciones diversas que apoyan nuestras acciones relacionadas con el libro, lectura, niñez, y equipos para aplicar procesos tecnológicos en los procesos. Por ahora menciono lo más reciente, el recuerdo más fresco: la inundación que tuvimos a finales de abril del corriente año. Un llamado público despertó la solidaridad que nos permitió salvar los 400 volúmenes deteriorado por el agua en abril del 2019, y permitió apreciar la sensibilidad social de personas e instituciones. Para ello es notable el apoyo inmediato de UNESCO.

La solidaridad mide el grado de conciencia de Nación de muchos salvadoreños para salvaguardar los contenidos de humanismo cultural. Gestos que fueron cubriendo los vacíos ante toda adversidad, incluyendo inclemencias de la naturaleza.

Pero años antes se dio un caso especial: a mediados del siglo pasado se logró construir un edificio de la Biblioteca Nacional de nueve plantas, en tres cuartos de manzana, que nos ha permitido pregonar con Roque Dalton que «no siempre hemos sido feos». Pero fue destruido totalmente en el terremoto de 1986.

El otro similar fue el de la cooperación española que estuvo trabajando en horario normal por casi un año para remodelar el actual edificio, lo cual se frustró debido a los dos terremotos de principios del 2001. El financiamiento español para la remodelación tuvo que desviarse por decisiones gubernamentales, para paliar la destrucción que se centró en el deslave del residencial Las Colinas de Santa Tecla. Ahí terminó la segunda pesadilla que, de no ocurrir la tragedia, se hubiera sentido orgulloso el maestro Alberto Masferrer, promotor de bibliotecas.

Es dable mencionar que a finales del siglo XX y transcurso del siglo XXI logramos apoyo de la cooperación internacional: AECI de España; la Universidad de Barcelona, la Embajada de Estados Unidos. Y otras de gran relevancia por más de ocho años consecutivos de la cooperación sueca, años 2000 al 2008, (ASDI –Cooperación Sueca- y Biblioteca Real de Suecia), apoyo que permitió iniciar en el 2005 las capacitaciones de digitalización. Este proyecto financió equipamiento tecnológico y estudios de cuatro bibliotecarios en esa rama. Se recibieron en la Universidad de Colima. Uno de ellos asistió a una pasantía en la Biblioteca Nacional de Brasil.

Dimos prioridad a libros históricos antiguos. Así, Suecia nos llevó a proyectarnos hacia la población migrante, alejada de sus signos de identidad, pese a contribuir a la economía gracias a la nostalgia, lo cual no va a repetirse con las siguientes generaciones nacidas en otros países, por eso fue necesario beneficiar a las familias lejanas para que con un clic tuvieran información nacional.

Hubo otras capacitaciones centroamericanas financiadas por ASDI y Biblioteca Real. Se agregó además la compra de estantería, equipos bibliografía, y material de conservación, también equipó con libros al Bibliobús (vehículo donado por UNESCO, 2006) aun activo. La cooperación sueca se extendió a toda América Central, de 2002 a 2008.

Se sumaron equipos de digitalización ofrecidos por la Universidad de Barcelona, incluyendo capacitaciones, punto de partida para ingresar a dos plataformas digitales. Fuimos el séptimo país en ingresar con nuestra documentación histórica en la Biblioteca Digital del Patrimonio Iberoamericano, lograda desde un esfuerzo de la Asociación de Estados Iberoamericanos para el Desarrollo de las Bibliotecas Nacionales (ABINIA), y Biblioteca Nacional de España.

Al mismo tiempo alojamos nuestros libros en REDICCES, gracias a la sinergia valiosa del Consorcio de Bibliotecas Universitarias de El Salvador (CBUES). En la plataforma de REDICCES la BN tiene 980 documentos que han sido visitados por 98,869 usuarios, superando por 35,266 visitantes a la universidad que le sigue (tiene 63,403 usuarios), y con más usuarios a diecisiete universidades restantes. Además, creamos las bases de un Sistema Informático propio (el KOHA), en ISSS y BPs.

La cooperación sueca priorizó, por sobre las Bibliotecas Nacionales, a las Bibliotecas Públicas (BPs) de América Central, financiando equipos informáticos, mueblería, estantería, colecciones infantiles y muebles. Esto nos estimuló para incorporar acciones dirigidas a la niñez con el Bibliobús (desde el 2007), cubriendo a pequeños lectores en decenas de comunidades vulnerables.

Con lo anterior recuerdo la sabiduría del filósofo chino Confucio hace más de dos mil quinientos años: «Si tu plan es para un año, siembra arroz, si es para diez años siembra árboles; pero si tu plan es para cien años educa a los niños». Se agregan otras proyecciones y promociones del libro y lectura aunque no son funciones intrínsecas de una Biblioteca Nacional, cuya prioridad es custodiar la bibliografía patrimonial, fuente de información y conocimiento y vínculo educativo de desarrollo.

Las nuevas generaciones deben prepararse y recibir formación adecuada a los nuevos tiempos, procurando proyectarse a formar mentalidades abiertas y creativas desde los primeros años de vida, para contar con jóvenes futuros que no se encadenen a los barrotes y menos que huyan en emigraciones inhumanas. La lectura y el libro significan cultura propositiva y desarrollo neuronal. El libro digital, como el audio libro, y el analógico (en papel), en ese orden, están ocupando de mayor a menor el interés de los lectores: escuchar la lectura es también «leerlo». En fin, crear una sociedad con sinergia, que sea diferente, avanzada, comprensiva a cambios, inclusiva, conviviente, democrática.

De modo que las pesadillas actuales se reviertan al sueño de Masferrer de hace ciento cuatro años. Construir un país desarrollado, emprendedor, esperanza de salvación nacional. Requerimos tecnología avanzada y voluntad política.

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