Árbol de fuego

Todo pasa, menos el clan Saca

El presidente Bukele, tan dado a comunicar sus anécdotas de vida, debería de contar cómo nació la armoniosa relación con los otrora asesores del expresidente Saca.

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Periodista y comunicador institucional

Cuando el lunes 14 de julio de 2003, el partido ARENA anunció que Elías Antonio Saca sería su candidato presidencial para las elecciones de 2004, nadie imaginó las implicaciones que eso tendría. Muchos vaticinaban su triunfo más inmediato sobre Schafik Hándal, del FMLN, pero no la influencia de Saca en las siguientes tres administraciones del Ejecutivo, más aún con su partido fuera de escena. ARENA dejó el poder, pero Saca nunca se fue. Esa es una de las sensaciones que deja parte de los funcionarios nombrados por Nayib Bukele, quien ha guardado lugar a algunos políticos que han sido vinculados con el expresidente del periodo 2004-2009, ahora preso por corrupción.

Entre los funcionarios designados por Bukele se encuentra el reciclaje, para el mismo puesto, del exdirector de Aduanas durante el gobierno de Saca, asesores y diputados del partido GANA. Si la vida fuera una partida de póquer, Tony Saca parece estar jugando dos manos a la vez. Tratando de lograr algo, incluso cuando aparentemente va perdiendo. Así lo hizo después de marzo de 2009, cuando «su candidato» Rodrigo Ávila no pudo con Mauricio Funes, y aprovechó la transición de gobierno para hablarle al oído al nuevo mandatario. Con la conformación del partido GANA sería clave en el quinquenio de Funes y mantendría su cuota de poder. Todo de la mano de su primo, Hérbert Saca.

El aporte del clan sería igual de fundamental para la administración Sánchez Cerén, que quizás ni siquiera se hubiera sentado en la silla presidencial de no ser por el movimiento Unidad, que candidateó a Antonio Saca y, en consecuencia, dividió el voto de la derecha en la primera vuelta. Independientemente de su derrota, el partido GANA siguió teniendo una alianza política con el FMLN que duraría un lustro más. Alianzas estratégicas –como la que ARENA tuvo con el PCN y el PDC en su época– que parecen darle sentido a la frase atribuida al inglés Winston Churchill de que «un buen político es aquel que, tras haber sido comprado, sigue siendo comprable».

Esa es la esencia que deja la «democracia» de la posguerra: intereses, no lealtades. Quizás en su hora más oscura, Saca fue detenido por un millonario desfalco al Estado en medio de la boda de uno de sus hijos. Procesado y condenado, guarda prisión en el centro penal La Esperanza. El FMLN, quien ha sido su aliado por los últimos 10 años, colapsa después de perder la elección presidencial del 3 de febrero de 2019, pero el clan Saca ya trabaja con su relevo. El presidente Bukele, tan dado a comunicar sus anécdotas de vida, debería de contar cómo nació la armoniosa relación con los otrora asesores del expresidente Saca.

Más ahora que afianzan puestos estratégicos en Casa Presidencial y en otras carteras del Estado. Ahora que la sombra de Saca parece alargarse cinco años más. El 2004, cuando Saca llegó a la presidencia, fue un año con discursos bastante similares: prometer lo que «nunca» se ha hecho desde el Gobierno, despliegues de seguridad en la madrugada. La comunicación como la punta de lanza. El presidente Saca siempre mantuvo altos índices de popularidad, eso, y sus maniobras tras bambalinas, le han permitido mantener una influencia que dura hasta hoy.

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