De cuentos y cuentas

¿Y el presupuesto?

Esto es preocupante, porque el 30 de septiembre es la última fecha para que el Ejecutivo, a través de Hacienda, presente el proyecto de Presupuesto General del Estado para que los diputados lo analicen.  discutan y aprueben.

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Periodista

La sociedad salvadoreña se involucra muy poco, por no decir nada, en el proceso de elaboración del presupuesto del Estado. Ránkings internacionales sobre transparencia presupuestaria señalan que en general no hay tampoco acceso a la información en esta etapa de “pre budget“, hay poco en la de discusión y aprobación, y limitado durante la de ejecución.

Aún así, periodistas y organizaciones no gubernamentales tratamos de conseguir datos sobre la etapa embrionaria del presupuesto para darla a conocer a la población. Conocer cómo se está elaborando el presupuesto es importante, porque al ver dónde la administración gubernamental está poniendo el dinero, se conocen sus prioridades.

En El Salvador, periodistas y analistas lo hacemos a través de los denominados techos presupuestarios, que Hacienda comunica a cada entidad para indicarle que en su propuesto no puede pasarse de esa cantidad. Así, en años pasados hemos podido reportar cuando los gobiernos planeaban reducir o estancar los recursos asignados a salud o educación, mientras se aumentaban los de Presidencia o seguridad.

En esa etapa, idealmente la sociedad debería poder opinar e incidir sobre este tipo de decisiones. A veces, la presión social después de una de estas publicaciones ha logrado que haya cambios en el proyecto de presupuesto que finalmente se ha entregado a la Asamblea Legislativa.

Este año, sin embargo, esa vía de fiscalización ha estado cerrada. Al solicitar la información sobre los techos presupuestarios se nos ha contestado que aún no los tienen.

Esto es preocupante, porque el 30 de septiembre es la última fecha para que el Ejecutivo, a través de Hacienda, presente el proyecto de Presupuesto General del Estado para que los diputados lo analicen, discutan y aprueben.

El panorama es por demás complicado: los problemas estructurales en las finanzas estatales, que han incluido un déficit perenne que ronda los $700 millones, más el impacto de la pandemia del covid-19 en el país, han hecho que los niveles de endeudamiento crezcan a magnitudes difícilmente manejables.

El gobierno de Nayib Bukele requerirá de recursos para impulsar la reactivación de la economía en 2021, y contará con recursos limitados para hacerlo, puesto que varios meses de cierre total y el propio impacto de la pandemia nos han llevado a recesión.

El presupuesto 2021 nos revelará muchos aspectos claves de cómo el presidente pretende sortear la situación, pero al parecer tendremos que esperar a finales de mes para conocerlo.

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