De cuentos y cuentas

Avanzando a ciegas

¿Qué tan grande es la brecha entre la fotografía diaria de la situación del covid-19 en el país que nos presenta el Gobierno, y lo que realmente está sucediendo?

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Periodista

El Salvador reporta actualmente más de 5,000 casos confirmados de covid-19, poco más de un centenar de fallecidos, y un ritmo diario de nuevos contagios que se acerca a los 200. Estamos en lo que se puede considerar la etapa más crítica de la pandemia en el país, con una curva que sigue en crecimiento.

Pero, ¿qué tan confiables son realmente los datos oficiales? Las dudas y críticas vienen de diferentes sectores, desde alcaldes preocupados porque realizan varios entierros al día bajo protocolo covid-19, hasta expertos que afirman que los datos presentados no pasan las pruebas metodológicas para garantizar su validez, e incluso los mismos ciudadanos que están perdiendo seres queriendos debido al virus y que no ven estos fallecimientos reflejados en las cifras de los informes diarios.

El mismo ministro de Salud, Francisco Alabí, ha admitido que hay un subregistro, asegurando que es algo que sucede en todas partes. ¿Qué tan grande es la brecha entre la fotografía diaria de la situación del covid-19 en el país que nos presenta el Gobierno, y lo que realmente está sucediendo?

Hacerle frente a una pandemia de esta magnitud sin datos certeros es como avanzar en un campo minado con los ojos cerrados. Contar con información real, confiable, actualizada, permitirá tomar mejores decisiones a quienes están dirigiendo esta batalla.

Saber dónde hay más casos es básico para focalizar los esfuerzos para menguar los nuevos contagios. En El Salvador hay municipios que han logrado sortear estos 90 días sin mayor afectación, y otros, como San Salvador, que se han llevado la peor parte. Uno puede caer en el simplismo de decir que es lógico, por la densidad poblacional, pero con la información adecuada se pueden tomar las acciones pertinentes precisamente en estos lugares con mayor afectación.

Por el momento, el monopolio de esta información la tiene el Ejecutivo. La base de datos de las pruebas se encuentra en el Laboratorio Central “Dr. Max Bloch“. ¿Sería muy descabellado pedir que esta base se abra para el análisis de grupos independientes de expertos, que ayuden a validarla? ¿No sería positivo a estas alturas de la pandemia permitir que expertos apoyen en el análisis de dichos datos para enfocar mejor los ya escasos recursos de la red pública de salud? ¿Es demasiado aventurado pensar que con un poco de transparencia y colaboración se lograría salvar más vidas?

Varios gobiernos han echado ya mano de comisiones de especialistas en diferentes áreas para poder combatir mejor la pandemia. El covid-19 es una enfermedad nueva de la que no se sabía prácticamente nada, pero de la que cada día surgen nuevos descubrimientos, tanto en su diagnóstico y prevención como en su tratamiento.

Si bien los esfuerzos en el plano internacional se centran en buscar un tratamiento efectivo y una vacuna, con lo que se espera por fin frenar la pandemia, no se debe descuidar la labor de evitar más contagios e impedir el colapso definitivo de los sistemas de salud.

Nuestros médicos, enfermeros, laboratoritas y especialistas necesitan que se encienda la luz para dar una mejor batalla. Y por supuesto que necesitan además toda la protección que se les pueda ofrecer. Es realmente indignante que a estas alturas un tercio de los contagios corresponda a personal de salud, porque no contarios con el equipo de protección personal adecuado.

Pero tan importante como esto es contar con directrices adecuadas, con un liderazgo que esté a la altura, y con lineamientos basados en evidencia científica. Sus vidas, y las de los miles de salvadoreños en riesgo de contagio del covid-19, no pueden depender de la improvisación y, para esto, se necesita que los pasos a dar no sean pasos en falso, sino bien planificados sobre un escenario lo más claro posible.

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