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Líderes del verbo, ¿qué proponen?

Aprovechemos esta nueva oleada de candidatos y usémosla, en primer lugar, para ejercer nuestro derecho al voto y hacer valer la democracia en la que vivimos.

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Comunicadora salvadoreña radicada en Santiago de Chile

Inocentemente, hace algunos años, yo me preguntaba: “¿Dónde están los próximos líderes políticos de El Salvador?” en un escrito titulado “Líderes, del verbo no hay”.

En aquel entonces, hace unos siete años, más o menos, me senté frente a una computadora –como lo hago ahora– y me cuestioné a través de una columna como esta, si acaso había nuevos rostros dispuestos a irrumpir en la política salvadoreña. En aquel entonces, aún no se vislumbraba el escenario actual, en donde dos candidatos jóvenes se toman las presidenciales.

Además, en esa misma columna, me atreví a soñar que ojalá esos nuevos rostros estuvieran lejos y descontaminados de las estructuras de ARENA y del FMLN, porque consideraba que era importante que estos líderes jóvenes surgieran de un contexto menos convencional; quizá como un intento por despolarizar el espectro político del momento.

En aquel escrito, comparaba el escenario salvadoreño con las realidades de otros países donde se asomaban personajes con madera de dirigentes. Por ejemplo, hablaba de los incipientes liderazgos juveniles en Chile, catapultados al mundo de la política por un movimiento estudiantil masivo que exigía educación gratuita y de calidad. Actualmente, algunos de ellos como Camila Vallejos y Gabriel Boric ocupan puestos legislativos. Otro de aquellos jovencitos es el actual alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp. Es decir, siguen teniendo una importante participación política.

Hoy no puedo negar que –efectivamente– han surgido nuevos rostros desde aquel día en que me pregunté “¿Qué pasa con los líderes en El Salvador?”. Los actuales candidatos presidenciales de ARENA y de –oh sorpresa– GANA son personajes que no podemos describir como viejos: reflejan modernidad, energía, entusiasmo, carisma, ganas de hacer bien las cosas.

Si bien, mi sueño de la despolarización no se ha llegado a concretar, al menos sí es posible decir que ambos candidatos han estado someramente alejados de las estructuras partidarias tradicionales. Y como bien dicen por ahí: todo jinete necesita un caballo.

La pregunta, entonces, se ha transformado y ha dejado de ser ¿dónde están los nuevos líderes políticos de El Salvador?, para convertirse en varios cuestionamientos más: ¿Qué proponen los nuevos líderes de la política en El Salvador? ¿Qué buscamos los salvadoreños en nuestros líderes? ¿Qué estamos dispuestos a exigir? ¿Cómo es la nueva generación de electores?

Aprovechemos esta nueva oleada de candidatos y usémosla, en primer lugar, para ejercer nuestro derecho al voto y hacer valer la democracia en la que vivimos. Por otra parte, usemos este escenario de competencia electoral como plataforma para aprender a ser mejores ciudadanos: más exigentes, más cuestionadores, menos polarizados, y sobre todo, menos fanatizados.

Aún estamos en plena campaña, por tanto, aún hay tiempo para que los candidatos demuestren que estos líderes estén al nivel de los retos, las exigencias y las expectativas que todo un país tiene, tomando en cuenta que son los representantes de una nueva generación política que está cansada de una tradición de derechas e izquierdas que requiere actualizarse.

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