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Millennials en pandemia

¿Será momento, entonces, de que nuestra generación, acusada de superflua, aproveche este contexto para poner atención en las cosas importantes?

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Comunicadora salvadoreña radicada en Santiago de Chile

Hace poco surgió una especie de debate entre algunos amigos. Un bando se quejaba del encierro y el otro bando defendía que las condiciones del confinamiento eran considerablemente favorables al compararlas con lo que vivieron las generaciones que enfrentaron pandemias previas, como la gripe española: “Al menos tenemos Whatsapp y Zoom,” decían. “No tenemos derecho a quejarnos”, agregaban.

A partir de esta discusión, se evidenció lo afortunada que había sido nuestra generación -todos treintones- al no sufrir tantos contratiempos históricos, si la comparábamos con la de nuestros abuelos e, incluso, la de nuestros padres. “Mis abuelos vivieron guerra, dictadura, crisis económica y quién sabe cuánto más”, recordaba uno de los participantes. La contraparte respondió: “Claro, pero también vivían en el pueblo, en su campo, donde tenían animales y plantas; eran autosustentables, no tenían que ir al súper, ni dependían de la economía nacional para sobrevivir.”

En fin, las condiciones del encierro actual varían abismalmente de acuerdo con el contexto laboral y socio económico de cada cual y, en general, creo que sería injusto decir que ha sido fácil. Sin embargo, probablemente para los millennials, quienes estamos experimentando nuestro primer hito pandémico y crisis económica mundial, esto ha implicado un profundo cambio de estilo de vida.

Según una encuesta reciente realizada en Chile, las personas pertenecientes a las generaciones Centennials (18-24 años) y Millennials (25-34 años) están sintiendo el impacto de la pandemia de coronavirus más severamente que cualquier otra generación, en diversos ámbitos de la vida.

En lo laboral, el home office improvisado impulsará una reflexión sobre nuevos mecanismos de trabajo que pueden resultar en diversas ventajas: procesos más eficientes, disminución de costos para las empresas e, incluso, beneficios ambientales, si consideramos que el teletrabajo permite reducir las emisiones de CO2 que generan los traslados.

Sin embargo, este nuevo modelo también plantea un desafío para los millennials, un grupo que privilegia los beneficios laborales, que busca ambientes laborales atractivos, que exige equilibrio vida-trabajo. ¿Cómo hacer compatible el home office con esas exigencias?

Por otra parte, en el ámbito social, los viajes, conciertos y eventos masivos que se lucen en redes sociales deberán esperar, así como las actividades de desarrollo personal y profesional, como inversiones en educación o congresos. ¿Será momento, entonces, de que nuestra generación, acusada de superflua, aproveche este contexto para poner atención en las cosas importantes?

Como en otros países, la pandemia ha expuesto y profundizado aun más las problemáticas sociales: desde la necesidad de mejor infraestructura médica y condiciones dignas para el personal de salud; hasta la precarización del empleo y la imposibilidad de hacer cuarentenas estrictas sin ingresos garantizados.

La pandemia implica un cambio cultural que la generación millennial nunca ha debido afrontar, pero que tiene un importante componente digital que podemos aprovechar. La oportunidad para una transformación digital real es urgente en estas circunstancias, ya que puede significar la continuidad operacional de muchas empresas y el aseguramiento de las condiciones laborales de sus trabajadores.

Mientras tanto, sigamos cuidándonos para evitar ser víctimas del Covid.

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