Turismo en la Isla del Coco busca balance entre la conservación y la exclusividad

Las cristalinas aguas, abundantes arrecifes de corales y rica diversidad de fauna marina del parque nacional, atraen tanto a investigadores como a visitantes de todo el mundo.

Fotografías de La Nación, Costa Rica, GDA
Turismo en la Isla del Coco

Su lejanía con respecto a importantes centros de población y la protección que recibe han permitido a la isla del Coco mantenerse en una condición prístina, al conservar sus recursos marinos tan parecidos a lo que eran originalmente.

Lo anterior convierte a este sitio Patrimonio Natural de la Humanidad, en una especie de máquina del tiempo que permite observar cómo lucían los océanos antes de que el ser humano dejara su huella.

Esto se refleja en sus cristalinas aguas, abundantes arrecifes de corales y rica diversidad de fauna marina, la cual atrae tanto a investigadores como a turistas.

Cada año el Parque Nacional Isla del Coco es visitado en promedio por unas 3,500 personas, de las cuales solo alrededor de 140 son costarricenses.

“El detonante para motivar a los visitantes a venir a Isla del Coco es el atractivo marino, porque es muy exclusivo, que no se encuentra en otras partes del mundo”, indicó Roberto Cubero, jefe del programa de turismo sostenible.

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REMOTO Y PARADISÍACO DESTINO
Separada por 532 kilómetros y las vastas aguas del océano Pacífico, se encuentra la Isla del Coco, el distrito número 10 del cantón central de Puntarenas.

Las islas oceánicas más cercanas son las de los archipiélagos de Malpelo (Colombia), a 630 kilómetros, Galápagos (Ecuador), a 673 kilómetros, y Clipperton (Francia), a 2,375 kilómetros. Mientras que la isla continental Coiba (Panamá) se encuentra a 632 kilómetros de distancia.

El trayecto en barco desde Puntarenas hasta la remota isla costarricense dura unas 36 horas en promedio y requiere una inversión que supera los $4,000 (unos ¢2,450.000).

Principalmente esta isla es visitada por buceadores, muchos de ellos profesionales.

“El acceso al turismo a la Isla del Coco no es para nada económico, son turistas con un nivel adquisitivo bastante alto”.

“Generalmente, ese es un tipo de turismo muy especializado, donde hay personas que pagan esas cantidades de dinero por ver los atractivos naturales, tan conservados que nosotros tenemos”, aseveró el guardaparques.

“El programa de turismo sostenible evalúa las propuestas de ingreso de esas embarcaciones y acomoda el calendario a conveniencia, porque si ingresan dos embarcaciones al mismo tiempo, la capacidad de los sitios de buceo se ve muy limitada”, Roberto Cubero, jefe del programa de turismo sostenible.

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TURISMO SOSTENIBLE
El objetivo principal del parque nacional es la conservación de los recursos naturales, después está la investigación y de último el turismo, según explicó el funcionario.

De ahí que el programa que él dirige trata de minimizar al máximo los impactos ocasionados por la actividad turística, para que los recursos y el atractivo de este sitio se mantengan por muchos años, para el disfrute de generaciones futuras.

Por ejemplo, menos del 2 % del parque está habilitado para el uso público y si bien cuenta con 19 sitios de buceo, no todos están abiertos a lo largo del año.

“Las condiciones ambientales hacen que los sitios localizados en el sur de la isla sean un poco difíciles de bucear en algunos meses”, señaló Cubero.

Hay dos empresas regulares que brindan el servicio de visitación a este paraíso tico, cada una con cuatro embarcaciones: la franquicia Agressor y Undersea Hunter Group. Ellas hacen una solicitud de los viajes que quieren hacer anualmente, con dos años de anticipación.

“El programa de turismo sostenible evalúa las propuestas de ingreso de esas embarcaciones y acomoda el calendario a conveniencia, porque si ingresan dos embarcaciones al mismo tiempo, la capacidad de los sitios de buceo se ve muy limitada”, dijo el funcionario.

En la isla. Menos del 2 % del parque está habilitado para el público. Hay 19 sitios de buceo en el año, pero no todos están abiertos..

Lo anterior responde a que el buceo en el parque nacional se realiza de manera progresiva; el primer día se hace lo más sencillo, el segundo día se vuelve más complejo, el tercer día requiere un nivel más técnico y el cuarto día es el más difícil (en el lado sur de la isla).

Después de eso se repiten los sitios más emblemáticos del parque.

La asignación de sitios de buceo se comenzó a implementar en 2013, antes de eso las embarcaciones escogían el lugar y el horario.

De acuerdo con el funcionario, esto provocaba que en ocasiones hasta tres embarcaciones estuvieran en el mismo sitio y con sus buzos en el agua al mismo tiempo, lo que provocaba una reducción en la población de peces del arrecife y otras secuelas ecológicas.

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EXCLUSIVIDAD
“Evitamos que dos embarcaciones lleguen el mismo día, porque para nosotros la exclusividad es muy importante para nuestros visitantes”, aseguró el jefe del programa de turismo sostenible.

Las autoridades del parque nacional son las que le dicen a los operadores los sitios para bucear durante su viaje, cuya estancia generalmente es de siete días, y al mismo tiempo les indican los sitios de buceo que las otras embarcaciones tienen asignadas.

“Cuando una embarcación se dirige a un sitio de buceo, (tiene la certeza de que este lugar) va a estar disponible solamente para ese grupo”, dijo.

Si bien el reglamento del parque nacional permite la presencia de 60 buzos por día, se evita que esto ocurra, ya que provocaría un colapso en los sitios de buceo, a los cuales se les da descanso de entre 60 minutos y una hora y media entre inmersiones.

Los mejores sitios para practicar buceo, los más famosos, los de mejor calidad, se reservan para las embarcaciones que hacen previamente la solicitud; sin embargo, no todas las visitas son realizadas por operadores regulares.

“Muchas veces tenemos yates o veleros que vienen a hacer turismo también, con zarpe desde Costa Rica y sacando todos los permisos respectivos, para ellos también tenemos sitios de buceos de buena calidad para asignarles”, explicó.

De igual manera, el parque conserva algunos sitios libres para quienes no hacen reserva y si la capacidad lo permite, no sobrepasa 60 buceadores por día, se les puede asignar sitios de buceo.

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BUCEO FISCALIZADO
A partir de 2014, el programa retomó un plan de fiscalización de buceo que se había realizado entre 2011 y 2012, solo que ahora también se toman datos de la actividad, con el fin de comparar la información que se recolecta en Galápagos, Malpelo y Gorgona (Colombia).

El proyecto contempla 12 indicadores, pero actualmente solo se trabajan tres por falta de personal:

  1. Impactos visuales: se toman datos sobre corales blanqueados, enfermedades en los corales, blanqueamientos o manchas, cuando aparece basura o artes de pesca.
  2. Abundancia relativa de especies focales: se cuenta con una lista de 20 especies donde se apunta la cantidad para determinar la frecuencia de avistamientos.
  3. Reacciones de las especies focales al comportamiento del turista: cuando el animal se alerta, evade o persigue al buceador, es una reacción negativa. Si no le importa o se acerca, es una reacción neutra, estas últimas son las que se busca promover.

El programa de turismo sostenible enfrenta muchísimos restos, según Cubero, pero el principal es que se le pueda brindar el personal necesario “en cantidad, calidad y capacidad” para realizar su trabajo como se requiere.

Actualmente solo dos personas laboran en este programa, número insuficiente si se considera que deben cumplir con otras responsabilidades del parque y se dividen los roles de trabajo: 30 días en la isla y 20 en suelo continental.

Cubero considera necesario aumentar a un mínimo de seis funcionarios el personal designado al programa.

Largo viaje. La Isla del Coco queda a 36 horas de Puntarenas. El viaje en barco supera los $4,000.
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