“Que alguien hable bonito no significa que sea una persona responsable”
Ricardo Hernández tiene 35 años. Es docente e investigador. Trabaja como maestro en el sector público y da clases en el Departamento de Educación de la UCA, de donde también se graduó de la Maestría en Política y Evaluación Educativa. Le interesan los temas relacionados con educación y literatura. También escribe relatos. Uno de sus cuentos aparecerá próximamente en la antología «Voces desde el encierro».
Actualmente, ¿cuál considera que es la virtud más sobrevalorada?
Probablemente la elocuencia. Hay quienes ponderan más la fuerza expresiva y fluidez de un discurso, que las acciones de quien lo emite. Que alguien «hable bonito» no significa que sea una persona responsable y con ética.
¿Qué le hace reír?
Las ironías de la vida. Las ocurrencias de la gente. Las piruetas de mi chucho me hacen reír mucho.
¿Cuál es su pájaro favorito?
El gavilán chapulinero, sin dudarlo. Su canto me trae recuerdos de cuando trabajé como maestro de escuela rural en Panchimalco.
¿Qué es lo que necesita en este momento?
Necesito que la gente comprenda que la Educación es vital para el desarrollo de nuestro país, y que los maestros somos importantes.
¿Quiénes lo inspiran?
Mis estudiantes y mis hijos. También personajes como monseñor Óscar Romero y escritores como Roque Dalton y Horacio Castellanos Moya.
¿Cuál es su miedo más grande?
Llegar a viejo y querer retroceder el tiempo para hacer las cosas que, por falta de valor, no hice. Para mí, ese es el infierno. Soy carpe diem.
¿Cuáles son las palabras que más usa?
«Por favor», y «gracias». Son palabras que muchos salvadoreños necesitan usar más.