La ciudad de la furia

Fiscalía, la batalla que viene

No es solo que al país le ha urgido desde siempre una Fiscalía limpia, es que necesita una que sea eficiente, que logre condenas, que empiece a remover del Estado las pestes de la corrupción.

Imagen Autor
Investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos de American University en Washington, D. C.

La elección del fiscal general ya está en las mesas espurias de los políticos, de las que poco sabemos los ciudadanos y en las que suelen decidirse los asuntos más importantes para la nación. Y no es este asunto cualquiera: como cada vez que la Asamblea Legislativa elige al jefe de los abogados del Estado, en esta elección El Salvador se vuelve a jugar la posibilidad de seguir con una Fiscalía irrelevante versus la de elegir a un hombre o mujer con el valor suficiente para emprender los cambios que la institución y el país piden a gritos.
Uno de los candidatos, según ya insinuaron algunas voces políticas, es la reelección del actual fiscal general, Douglas Meléndez. No me parece el mejor escenario, tampoco es el peor.
De Meléndez se puede decir, rápido, que fue menos malo que todos sus antecesores, y que le tocó litigar e investigar desde una institución totalmente permeada por la corrupción, el crimen organizado y grupos económicos.
No es aún tiempo para escribir el obituario de la gestión de Meléndez, pero sí es oportuno delinear una lista breve de logros y fracasos.
Entre los primeros cuentan, por ejemplo, que emprendió investigaciones ahí donde nadie antes había entrado, a las entrañas del poder político, en específico a las de las administraciones de Antonio Saca y Mauricio Funes. El primero está preso y el caso contra él parece bastante sólido. El segundo, investigado por enriquecimiento ilícito, trata de salvar su imagen con una hemorragia tuitera.
Los fracasos son muchos y sonoros. Varios casos no pasaron de ser despliegues mediáticos que terminaron cayéndose en los tribunales, en buena medida por la debilidad de la investigación fiscal o por la falta de valor del fiscal general para acusar a los verdaderos sospechosos, y no a chivos expiatorios, como ocurrió en el caso de la tregua o en al menos dos de miembros de la fuerza pública acusados de abusos.
Sí es posible decir que la reelección de Meléndez es mejor que la llegada de alguien como Luis Martínez, Astor Escalante o Belisario Artiga, pero no es suficiente. No es solo que al país le ha urgido desde siempre una Fiscalía limpia, es que necesita una que sea eficiente, que logre condenas, que empiece a remover del Estado las pestes de la corrupción, que empiece a reducir los índices de impunidad en delitos como homicidios, extorsiones y violencia sexual.
El Salvador no puede tolerar otra Fiscalía corrupta como la de Martínez, pero tampoco puede darse el lujo de otra mediocre como la de Meléndez.
Me temo, mucho me temo, que estas consideraciones no son las que están sobre esas mesas espurias de las que hablé al principio, nunca lo han estado.
Me temo que las preocupaciones de los políticos de la derecha, que son quienes elegirán al fiscal general en este ciclo legislativo, se refieren más a sus propias pestilencias. No hay que ser Stephen Hawking para entenderlo: GANA y PCN, dos partidos sobre cuyos dirigentes pesan varios señalamientos de corrupción, serán clave en esta elección.
ARENA será, gracias a sus resultados electorales, la que llevará el liderazgo en este asunto. Tampoco soy optimista: todos los abogados mediocres o corruptos que llegaron al ministerio público desde finales de los ochenta llegaron aupados por los votos areneros, incluido Luis Martínez.
Dicen algunos que en ARENA hay voces que creen de verdad que el partido, y la derecha en general, debe alejarse de una buena vez de los usos sucios a los que muchos ahí han estado acostumbrados. Dicen. La elección de un fiscal general decente pasa por una gran primera prueba. De nuevo: no soy optimista.

Generic placeholder image
Séptimo Sentido

Séptimo Sentido les invita a que nos hagan llegar sus opiniones, críticas o sugerencias sobre cualquiera de los temas de la revista. Una selección de correos se publicará cada semana. Las cartas, en las que deberá constar quien es el autor, podrán ser editadas o abreviadas por razones de espacio o claridad.

ARTICULOS RELACIONADOS