Un vuelo sin regreso a El Salvador

78,198 personas abandonaron el país en 2019. El saldo de flujos migratorios de la Dirección General de Migración y Extranjería apunta que, particularmente, en ese año, la mayoría de viajeros, un 74.8%, optó por la vía aérea para migrar. Una opción que, al menos en ese momento, desplazó a la terrestre.

Fotografías de Archivo
Fotografía de Archivo

Javier compró un boleto con destino a Inglaterra. Este viaje lo “ideó” como si fuera parte de sus vacaciones anuales. Así que, por medio de una agencia de viajes, el joven se las arregló para agendar una visita a Londres. Su vuelo estaba programado para el 17 de noviembre de 2019 y su pase de regreso para dos semanas después. Con todos sus ahorros, Javier abordó y llegó a su destino, pero la verdad era que no eran vacaciones, jamás habrían podido ser eso, porque él ni tenía ese beneficio. Javier ya no regresó a El Salvador. Migró.

Al igual que Javier, otros 58 mil salvadoreños migraron de El Salvador a través de un vuelo en 2019. De acuerdo con las estimaciones de la Dirección General de Migración y Extranjería, el flujo migratorio, en el último año, aumentó por la vía aérea. Y es que el mayor déficit de entradas, respecto a las salidas -entre las fronteras terrestres y marítimas- se canalizó por esta ruta. Es decir que, de las 78,198 personas que abandonaron el país, un 74.8% lo hizo tras su trayecto por aire.

La migración salvadoreña se ha caracterizado por la movilidad de los viajeros a través de la vía terrestre. Siendo este el camino, durante los últimos 8 años, para quienes se movilizan hacia los Estados Unidos. A pesar de ello, en 2019, se registró la mayor disminución de salidas por tierra.

Con respecto a este descenso, el Ministerio de Relaciones Exteriores y la DGME no dan detalles sobre las causas que pueden dar pie a estas cifras. Luego de dos semanas de solicitudes de entrevistas, no se obtuvo ninguna respuesta de parte de ambas instituciones.

A Javier la vida le cambió cuando tres pandilleros lo bajaron de un autobús hace cinco meses. En octubre de 2019, como todas las tardes, él se encargaba de repartir pedidos de un pequeño emprendimiento que montaba con su madre. Regresaba a su hogar cuando fue acorralado por los “muchachos”.

Los pandilleros le exigieron su documento de identidad y le ordenaron bajar del transporte. Sin saber qué decir, Javier siguió las órdenes. Pero cuenta que: “Ya había pensado en esta posibilidad”. Y es que, tras la desaparición de un amigo de infancia y el vivir en un territorio controlado por la pandilla, el hecho de ser apresado por los “muchachos”, no era una situación alejada a su realidad. Así que corrió. Corrió y corrió hasta escapar.

Los motivos que tienen los salvadoreños para migrar vienen determinados por: la vulnerabilidad frente a la violencia y las carencias económicas que le impiden alcanzar una vida digna. Así lo determinó, la última encuesta sobre migración y remesas de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). En el caso de Javier ambas razones pesan.

Acá, él interpuso una denuncia ante la Policía Nacional Civil y la Fiscalía, pero hasta la fecha, poco ha avanzado su caso. Sin protección, con miedo a las represalias y sin poder regresar a su hogar, Javier optó por mantenerse nómada, pero le fue insostenible. A cada lugar que iba creía que la pandilla lo seguía.

Debía irse. La primera opción: los Estados Unidos. Pero los riesgos eran muchos, entre ellos, el ser arrestado, secuestrado o asesinado por grupos organizados. También debía emprender el camino por tierra y existía una alta probabilidad de que fuera deportado. Tras investigar, Inglaterra se convirtió en un destino favorable pues los solicitantes de asilo no son repatriados.

Infografía de La Prensa Gráfica

A pesar de que Estados Unidos resulte ser la primera opción para una gran parte de migrantes, el destino se ha vuelto aún mucho más complicado para quienes se desplazan de manera irregular. Y es que, según organizaciones de derechos humanos, desde la llegada de la administración Trump, en 2017, las políticas en contra de los migrantes se han vuelto mucho más agresivas.

Esta forma de movilidad, por la vía aérea, puede responder a ello. A la restricción y militarización de fronteras en países de tránsito como Guatemala y México, medidas que son parte de las directrices de la administración Trump para detener a los migrantes. Así lo considera Celia Medrano, directora de Cristosal, una organización de derechos humanos que se ocupa de temáticas como el desplazamiento forzado interno y la migración.

Sin ninguna duda, Medrano apunta que: “las detenciones masivas en los puntos fronterizos” son una de las causas para la disminución del flujo migratorio por la vía terrestre.

“Es evidente el incremento de las detenciones por parte de las autoridades de Guatemala, México y Estados Unidos. A esto hay que agregarle, el aumento del 40 % de las deportaciones y repatriaciones de los salvadoreños en el transcurso del 2019 y principios de 2020. Esto estaría marcando, desde el 2019, una situación de búsqueda de otras formas de migrar. El ‘encarecimiento’ del pago de coyotes para cruzar hacia Norteamérica también es otro elemento”, explica Medrano.

El huir de pandilla fue para Javier una pesadilla. Una que se materializó en la búsqueda de recursos para poder comprar un boleto de mil dólares hacia Londres. Aunque aparentemente él disfrutaría de unas vacaciones, la realidad era otra. Tuvo que invertir parte de sus ahorros para hacerse de una maleta, su hermano llevó hasta el límite el crédito de su tarjeta para costear el viaje y su madre invirtió las ganancias que le daba su emprendimiento.

“Viaje solo con $80”, dice Javier en una llamada. Al teléfono, el joven se toma un momento para repasar, nuevamente, las alternativas que tenía. A pesar de que Estados Unidos es una nación donde -según las cifras del Ministerio de Relaciones Exteriores- se concentra el 93% de los migrantes salvadoreños, la opción de ir hacia Norteamérica era económicamente inalcanzable. Javier debía contar con un presupuesto de $8,000 para pagar un “coyote”.

Costear un viaje -por vía terrestre o aérea- no es nada fácil para las personas que han sufrido “un hecho detonante” para su desplazamiento forzado. Según Cristosal, las dificultades económicas de muchas familias, las obliga a hipotecar sus bienes, vendar sus casas, ganados o pertenencias para recoger la cantidad necesaria.

“Es evidente el incremento de las detenciones por parte de las autoridades de Guatemala, México y Estados Unidos. A esto hay que agregarle, el aumento del 40 % de las deportaciones y repatriaciones de los salvadoreños en el transcurso del 2019 y principios de 2020. Esto estaría marcando, desde el 2019, una situación de búsqueda de otras formas de migrar. El ‘encarecimiento’ del pago de coyotes para cruzar hacia Norteamérica también es otro elemento”, explica Medrano.

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EL ESCAPE

Como Javier, Jonathan, un joven de 26 años, pagó un viaje y un tour por España. De acuerdo a su itinerario, su gira iniciaría por los lugares más famosos de la capital de Madrid y concluiría en Barcelona. Su vuelo estaba programado para el 5 de octubre de 2019 y su pase de regreso para el 15 de ese mismo mes, pero Cataluña, desde hace cinco meses, se ha convertido en su nuevo hogar.

Para Jonathan la ciudad de Barcelona representa un “escape”, una salida a sus problemas económicos y a la violencia. Luego de empleos por temporadas y de la intimidación de los “muchachos” de la pandilla en su comunidad, no tuvo otro remedio que despedirse de su madre, padre y abuela y realizar un préstamo para llegar a su destino.

Por un momento, Jonathan creyó que Estados Unidos era un buen lugar para asentarse y comenzar. Allá, contaba con el apoyo de los amigos y familia para costear parte de los gastos. Pero el miedo de ser atrapado, deportado y el no poder solventar gastos médicos, casa y comida pesaron más. Así que puso su mirada en Europa.

Desde la llegada de la administración Trump existe un esfuerzo sin descanso y permanente para crear obstáculos contra las personas que no poseen autorización migratoria. Para Oscar Chacón, director ejecutivo de Alianza Américas, una red de organizaciones migrantes latinoamericanas y caribeñas en Estados Unidos, estas medidas van dirigidas a cumplir con las promesas electorales que hiciera Donald Trump como candidato a la presidencia.

“La administración Trump puso fin al Programa de Protección Migratoria (TPS), un plan donde el mayor número de beneficiados eran las personas de El Salvador. Además, han puesto mucho más “trabas” para obtener la residencia permanente ya que han aplicado con más rigurosidad leyes elaboradas desde 1996. La Corte Suprema también ha reafirmado el derecho que tiene este gobierno para poner más obstáculos a la solvencia económica de las familias inmigrantes que buscan establecerse en EUA”, aclara Chacón.

Riesgos. En junio pasado, Valeria y Óscar Martínez murieron en el río Bravo. El aumento de los riesgos del camino han comenzado a persuadir a los migrantes de ver a EUA como destino.

Consciente de estas disposiciones, Jonathan cuenta que le va mucho mejor en Barcelona. En Cataluña, las autoridades de migración tramitan su petición de refugio, trabaja en una frutería -aún sin papeles- y, frente a la pandemia por el COVID-19 u otra emergencia, puede ser atendido en un centro de salud.

Con respecto a los efectos económicos tras las acciones de contención y el aislamiento domiciliario impuesto por los Estados frente a la pandemia, Alianza Américas considera que todo dependerá de cuánto duren las medidas. Si la crisis de salud se prolonga por tres o seis meses, los estragos -frente al paro- romperán la vida de millones centroamericanos, sobre todo, para los que laboran en hoteles, aeropuertos, restaurantes, bares y tiendas, ya que estos migrantes sobreviven con lo que ganan periódicamente.

“A la luz de la respuesta que ha tenido la batalla de contención del COVID-19, cualquier gobierno que esté en la Casa Blanca, a partir de los próximos años, tratará de incrementar las medidas de control médico como un criterio rector sobre quienes entran a EUA. Es probable que por la pandemia mundial, una de las consecuencias sea el endurecimiento de las políticas de inmigración”, concluye el director ejecutivo de Alianza Américas.

Más que enfermar por coronavirus, a Jonathan le preocupan las repercusiones económicas que puede generar la pandemia. En los últimos días, ha pasado de trabajar 13 horas a 10. “Ahora hay menos paga. Aunque se trabaje de más, los empleadores siempre pagan igual. Se aprovechan de que no tenemos papeles”.

Con los cierres internacionales y las cuarentenas “habrá un menor flujo de remesas, estimadas hoy en $325 billones para pases de desarrollo”, estima el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En el caso de El Salvador, este escenario representa una gran amenaza debido a que el 20 % de los hogares subsisten con esta ayuda económica.

Ante la pandemia, la solicitud de refugio de Jonathan aún está en espera. La resolución sobre su caso se resolvería en un año, pero con la situación de emergencia puede que la respuesta llegue hasta principios de 2021.

Más que enfermar por coronavirus, a Jonathan le preocupan las repercusiones económicas que puede generar la pandemia. En los últimos días, ha pasado de trabajar 13 horas a 10. “Ahora hay menos paga. Aunque se trabaje de más, los empleadores siempre pagan igual. Se aprovechan de que no tenemos papeles”.

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LA INCERTIDUMBRE

Durante su estancia en Inglaterra, Javier ha permanecido en una casa de espera para migrantes que solicitan asilo. Ahí, recibe cada semana una ayuda social para comprar alimentos, medicinas y recibir asistencia médica. “Cuento con un lugar para estar, pero extraño mi país y a mi familia”, repite el joven.

A Javier le invade la incertidumbre y el miedo de regresar. No sabe si su solicitud de asilo será aceptada, pero de ser rechazada no teme decir que: “Volverá a migrar”. Esto a pesar de las restricciones en las fronteras como producto de la pandemia o por las nuevas políticas migratorias que pueda implementar la Unión Europea.

Lo preocupante -tras el COVID-19- vendrá cuando abran nuevamente las fronteras. El padre Mauro Verzeletti, director de las Casas del Migrante de El Salvador, Guatemala y Honduras, explica que el flujo de migrantes durante la pandemia ha disminuido por el cierre de fronteras, a pesar de ello, se mantiene la movilidad por puntos ciegos.

Se avecina una ‘avalancha’ de personas en busca de empleo hacia los Estados Unidos. Verzeletti cree que si no resuelve, desde el país de origen, las causas que llevan a los ciudadanos a migrar, la pandemia solo será un factor adicional para que las personas se movilicen.

“El problema de la pobreza extrema seguirá y las caravanas continuarán, pese a las restricciones de fronteras. El flujo de migrantes se intensificará. En este momento histórico, el gobierno de El Salvador debe tener la capacidad de cambiar el modelo económico donde los trabajadores formales, informales y desempleados puedan ser integrados a un nuevo sistema solidario y así no se vean forzadas a migrar”, enfatiza Verzeletti.

Sin opciones en su país, a Javier solo lo acompañan las copias de sus denuncias por robo y unos diplomados que lo acreditan para elaborar productos alimenticios. Nada más. No cuenta con ningún familiar en Londres o en otra parte del mundo que no sea El Salvador.

De momento, ante el incremento del flujo migratorio hacia los países de la Unión Europea. La Comisión y el Parlamento han aprobado la tramitación de permisos -en 2021- para realizar viajes de turismo, negocios o escalas dentro del territorio. Los ciudadanos de 15 países de Latinoamérica, entre ellos, El Salvador, deberán hacerlo de manera obligatoria, sin ello, no podrán visitar destinos como: España, Francia, Italia, Alemania, Holanda, Bélgica, Grecia, Dinamarca o Suiza.

Regresar a El Salvador ya no es una alternativa. Para Javier y Jonathan, la idea de volver existe, solamente, si cambia la situación social y económica. De lo contrario, piensan permanecer en Inglaterra y España.

Epigrafe. A la larga, según expertos, la pandemia por covid-19 terminará modificando los criterios para seleccionar los beneficiarios de asilo.
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