Café sin azúcar

Estudien

Ahora pensemos en un tipo que no estudió porque no quiso, a pesar de tener todos los recursos disponibles para ello. Solo eso ya dice mucho del carácter y los valores de una persona.

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Economista salvadoreño radicado en Chicago, Estados Unidos

Desde antes de las elecciones hablemos de si es necesario o no que tengamos servidores públicos con educación más allá del bachillerato. Sigue siendo un tema relevante, especialmente en estos momentos de crisis, donde son ellos quienes dan la pauta para tomar decisiones que afectan a millones de personas. La importancia de insistir en preparación académica pasa precisamente por comportamientos de funcionarios como Bukele. Solo quien no valora la educación piensa que esta no va más allá de memorizar información, o aprender a hacer modelos financieros, o a usar Excel, o a usar un programa de diseño. El valor de la educación va más allá de lo técnico.

Primero, lo normal es que en la universidad te toque trabajar en equipo junto a otros alumnos que también se están preparando. Cada uno tiene sus distintos criterios, puntos de vista y maneras de enfrentar problemas. Esto te obliga a darte cuenta de que no siempre tenés la razón, a compartir tus ideas, que estas sean examinadas, criticadas y cuestionadas por otros. En este ejercicio repensás y fortalecés tus opiniones y puntos de vista. Aprendés a escuchar a otros y a estar abierto a que se puede aprender de los compañeros tanto o más que de los profesores o de los libros.

Segundo, te da una red de amistades y profesionales para el resto de la vida que te pueden convertir en mejor persona. Tus colegas se van a trabajar a distintas organizaciones, tanto públicas como privadas). Se va distintas ciudades y países, fundan empresas. Esa reciprocidad de estar pendiente de ellos, y ellos de uno, te muestra qué cosas van funcionando en la vida, qué cosas evitar y de qué manera se pueden enfrentar desafíos personales y profesionales. Tu mundo se expande.

Ahora pensemos en un tipo que no estudió porque no quiso, a pesar de tener todos los recursos disponibles para ello. Solo eso ya dice mucho del carácter y los valores de una persona. Pensemos que este tipo, a través de toda su vida laboral siempre fue el hijo del dueño. ¿Qué oportunidad de formar buen criterio hay en un lugar donde nadie te cuestiona las malas decisiones y te dicen que “sí” a todo? ¿Qué incentivo hay para el diálogo y la construcción de ideas donde los berrinches priman sobre la razón? ¿De qué tipo de profesionales te estás rodeando, cuando lo único que hacés es manejar (y quebrar) discotecas y vender motos? Que no nos sorprenda entonces el tipo de gente que tenemos en el gabinete y la falta de capacidad de este. Que tampoco nos sorprenda que de cara a las elecciones se ya se están enfocando en guerras mediáticas, bien saben que la cancha en la que se sienten cómodos es en la de la división y desacreditación, no en la de la capacidad para gobernar.

Así que no, no exigimos preparación académica porque un “cartón”, como lo llaman de manera peyorativa quienes no la valoran, solucione todo. Y si bien la educación no te garantiza todo debería ser el mínimo de exigencia para nuestros funcionarios. Es que la educación te debería hacer mejor persona y profesional. Son precisamente estos dos elementos los que más hacen falta en esta administración, y se nota.

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