Café sin azúcar

Cuando esto pase

Siempre podemos detectar oportunidades que surgen a partir de las crisis. Muchos de los comportamientos van a cambiar y con esto cambia lo que demanda el mercado y de qué manera lo demanda.

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Economista salvadoreño radicado en Chicago, Estados Unidos

Es difícil verle fin a la situación actual. Apenas vamos viendo cómo algunos países están controlando la velocidad de contagio. Sin tener pruebas masivas, tanto de diagnóstico como de anticuerpos, y sin vacuna para el COVID-19, parece que nos queda algo de tiempo por recorrer. Sin embargo, vale la pena comenzar a pensar en cómo elementos, tanto de la vida personal como profesional, van a cambiar.

Algunas industrias serán más afectadas que otras. Esto ya lo estamos viendo en aerolíneas, hotelería y turismo, y otras industrias donde existe constante contacto entre muchas personas. Es difícil imaginar, aún en un escenario donde reabrimos la economía de manera “normal” otra vez. Ver salas de cine o el Estadio Cuscatlán llenos, sin que esto represente una verdadera amenaza para un rebrote, parece poco realizable a mediano plazo.

Sí, el desempleo está empeorando, la actividad económica está bajando. La gente y los negocios están haciendo malabares para seguir llevando sustento a sus hogares. Ahora, cuando más necesitamos a un gobierno conciliador y capaz es cuando desafortunadamente tenemos la mala suerte de haber elegido a uno que prioriza las guerras mediáticas y el armar “planes” pegados con saliva, más que diseñar una estrategia que vele por la salud y economía (enfoques que no son mutuamente excluyentes).

A pesar de esto, siempre podemos detectar oportunidades que surgen a partir de las crisis. Muchos de los comportamientos van a cambiar y con esto cambia lo que demanda el mercado y de qué manera lo demanda. Todo lo que tenga base sobre tecnología y comunicación tiene potencial de ampliarse. Trabajos como diseño, consultoría y asistencia virtual tiene la gran ventaja de no necesitar un contacto permanente con su clientela. Lo vamos ahora con casos como el de Zoom, que ha visto sus ingresos multiplicarse al ver cómo la demanda por sus servicios explota por la necesidad de las empresas y personas de seguirse comunicando por medio de plataformas virtuales. Ahora más que nunca, de cara al futuro, debemos entender lo importante de invertir en educación y tecnología en el país.

Además de un período de disrupción en la manera de hacer negocios, también se viene un período de oportunidad para financiar nuevos proyectos. Ya comenzamos a ver estímulos fiscales en algunas economías, lo cual se puede traducir en alta liquidez, acceso al crédito, y bajas tasas de interés. Esto baja las barreras a la inversión y tiene el potencial de traducirse en nuevos polos de desarrollo para el país.

Nuestro entorno personal también se ha visto afectado. El encierro extendido tiene impactos sicológicos serios para muchos, especialmente para las familias que no pueden verse. También hay compatriotas que no pueden regresar al país por miedo a terminar en los centros de contención del Estado, que, lejos de brindar seguridad, parecen más una sentencia a muerte. Ojalá también aprendamos de esto. Ojalá valoremos la compañía de la familia y de los seres queridos. Que aprendamos a ignorar el celular y a estar más presentes cuando estamos hablando cara a cara con otros. Que no hay tecnología que pueda sustituir al contacto humano.

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