Buzón

Los estereotipos han estado presentes en toda sociedad y a todo nivel, el arte no escapa a esto. A raíz del surgimiento de nuevas formas de vincularnos se ha dado libertad a manifestaciones que se consideraron tabús.

 

Un vals vestido de rosa

Los estereotipos han estado presentes en toda sociedad y a todo nivel, el arte no escapa a esto. A raíz del surgimiento de nuevas formas de vincularnos se ha dado libertad a manifestaciones que se consideraron tabús. La sexualidad y el género no escapan a esto. Junio es el mes dedicado a la comunidad LGBTI para visibilizarla y hacer un llamado a que se respeten sus derechos. También en nuestro país se hacen diversas actividades con este fin y no solo la ya tradicional marcha del orgullo gay. La semana pasada se presentó en el teatro Luis Poma, en una breve temporada, “El vals de la rosa” con el colectivo Circus Contemporaneum, una producción teatro-danza que aborda la temática de género y el llamado grupo LGTBI que recientemente ha causado polémica por el uso de sus símbolos en lugares públicos y en entidades gubernamentales que apoyan la diversidad sexual.

La sala estaba un tanto más vacía de lo que nos tiene acostumbrados, posiblemente, debido a la temática abordada y el género dramático. El espectáculo rememora la adolescencia de seis personajes en esta etapa crítica de la vida que busca identidad y que los lleva a explorar y encontrar su sexualidad y romper esos estereotipos subyacentes. Vimos un grupo lleno de energía, sinergia y vitalidad con buena coordinación en las coreografías. Un texto un tanto lineal que nos quedó a deber matices e intencionalidades interpretativas que podrían aprovecharse con esa expresividad mostrada en las coreografías.

Nos llama a la reflexión la marginalidad que enfrentan estos grupos minoritarios, excluidos por no seguir el orden establecido. Vemos en la representación un exceso de expresiones violentas y manifestaciones explícitas que bien pueden ser artísticamente mejor representadas, pues el arte recurre a simbolismos y sutilezas. “El vals de la rosa” ha visibilizado una realidad que está presente y no podemos ocultar. El arte es una vitrina ideal para hacer ver a una sociedad que debe ser incluyente, que debe ser el lugar donde todos quepamos, a pesar de todos esos estereotipos socialmente construidos.

Roberto Carbajal
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