ÁLBUM DE LIBÉLULAS (236)
«Jamás me atrevería a insinuar semejante cosa», dijo él en son de broma. «¡Ah, no, hoy te vas a animar a responsabilizarte de tus insinuaciones!» Y entonces se abrazaron, temblando de risa.
«Jamás me atrevería a insinuar semejante cosa», dijo él en son de broma. «¡Ah, no, hoy te vas a animar a responsabilizarte de tus insinuaciones!» Y entonces se abrazaron, temblando de risa.
«Esperemos entonces a que amanezca para ver cómo reviven las ondas mentales», dijo él. «Y que el metal radiante nos envuelva», acotó ella. Y el Año Nuevo alzó los brazos hacia el horizonte.
Entonces, a deambular se ha dicho por las escarpaduras del insomnio atávico.
Como aspirar un sorbo de adrenalina mística en el atrio de nuestra propia fe.
El arte de soñar despierto se aprende en un kínder ubicado en el vientre materno.
El aludido saltó hacia el ventanal abierto, quizás con ánimo de salir volando, aunque en realidad se quedó en el mismo sitio.
Tu familia, ¿no te acuerdas?… Ah, perdón: ya sé que has estado recluido por mucho tiempo en un asilo de pacientes que padecen amnesia aguda…
Sí, pero es más que eso: es revivir mi ilusión de que el tiempo me consiente con mis imágenes más amadas, sin que importen los años…
Lo único claro era que el tiempo se había escapado, y que ellos ahora estaban volviendo a intercambiar identidades. Ley de la vida superior.
Entonces, a deambular se ha dicho por las escarpaduras del insomnio atávico.