La desigual PNC de Bukele

La Secretaría Privada de la Presidencia aprobó un aumento de más de $1,500 al salario mensual del director general de la Policía Nacional Civil, Mauricio Arriaza Chicas. El aumento se realizó entre junio y julio de 2020, en plena ejecución de medidas restrictivas por la pandemia de covid-19. En aquel momento, los agentes del nivel básico apenas contaron con mascarillas para realizar sus labores. Estos agentes, además, no ven una mejora salarial desde hace 12 años. Algunos de ellos trabajan como vigilantes en centros nocturnos para poder ajustar las cuentas del mes.

El salario del director general de la Policía Nacional Civil, Mauricio Arriaza Chicas, duplica el salario de cualquier viceministro y supera, por $1,810, el del ministro de Seguridad. Esto es así desde el 1 de julio de 2020, cuando la Secretaría Privada de la Presidencia le aprobó un aumento salarial de $1,583. En ese momento, en el que el país estaba hundido en las medidas de restricción por covid-19, con negocios cerrados y despidos a la orden del día, Arriaza Chicas recibió el visto bueno para cobrar cada mes la cantidad total de $5,155.

Este no fue el único aumento salarial en la PNC gestionado y aprobado en junio para que se hiciera efectivo en julio. La plaza de subdirector general obtuvo un incremento de $1,449. La ex sub directora general Zoila Corina Palma Noguera pasó de cobrar $3,381 al mes a $4,830. Desde abril, este cargo lo ostenta Douglas Omar García Funes. Con este paso, la ya desigual corporación policial acentuó más su división entre las plazas directivas y el grueso de los agentes del nivel básico. 

Lejos de la difusión que este Gobierno le ha dado a la entrega de bonos a los policías de menor nivel, los aumentos a director y subdirector se hicieron sin respetar los instrumentos de acceso público que se han creado para transparentar estas remuneraciones. Las fechas exactas de estos aumentos solo se pueden conocer a través del oficio DGP-DAPSP-741/2020 del Ministerio de Hacienda, obtenido a través de una solicitud de acceso a la información.

Los nuevos contratos se financiaron con la eliminación de cuatro plazas de técnicos y administrativos registradas en la Ley de Salarios en el Ramo de Seguridad Pública. Los contratos que firmaron no son públicos y la Unidad de Acceso a la Información de la PNC, contradiciendo a otras oficinas, denegó el carácter público de estos documentos.

1998
1993
1995
1995
2000
2003
2015
2018
2016-2019
2019 2 de julio
2020 9 de febrero
2020 22 de marzo
2020 1 de julio
2020 2 de ocutbre
2020 15 de octubre
2020 9 de noviembre
2020 8 de diciembre
2020 24 de diciembre
2021 9 de abril
2021 1 de mayo

La figura

Arriaza Chicas es el director de la PNC que el 9 de febrero de 2020 acompañó la toma armada de la Asamblea Legislativa para presionar la aprobación de un préstamo de seguridad. La mejora salarial para él se hizo efectiva cinco meses después de este hecho.

La corporación que dirige Arriaza Chicas es la misma a la el presidente de la república, Nayib Bukele, le ordenó detener de manera arbitraria e inconstitucional a cualquier persona que estuviera en la calle durante la cuarentena estricta por covid-19 entre marzo y junio del año pasado. 

La relación de Bukele y Arriaza Chicas también se retrata en la inmunidad que el primero le regaló al segundo en octubre del año pasado. Sobre el director de la PNC pesaban cargos de incumplimiento de deberes por negarse a llevar por apremio al ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, a la comisión de la Asamblea que investigó el manejo de fondos durante la emergencia.

Así que Bukele lo blindó con un efímero nombramiento como viceministro de Seguridad ‘ad honorem’.

A pesar de ser viceministro ‘ad honorem’, entre octubre y diciembre, cuando renunció, Arriaza cobró más que Osiris Luna, director de Centros Penales ‘ad honorem’ y viceministro de Justicia. Sus servicios también salieron más caros que los de Rogelio Rivas, entonces ministro de Justicia y Seguridad Pública. El pasado diciembre, Arriaza Chicas dijo que su único salario ha sido el de director de la PNC, pero no agregó que para ese entonces ya recibía $5,155 al mes.

En el otro extremo de la corporación policial, están los agentes de nivel básico que componen el 76 % de la fuerza policial registrada en dicha ley: no han visto un aumento salarial respaldado de manera legal desde 2009. 

A pesar de que reciben un bono mensual de $200 desde enero de 2021, este monto no está reflejado en la boleta de pago y no hay ninguna ley que lo respalde. El bono podría desaparecer de un plumazo sin que los agentes tengan a quién recurrir para interponer un reclamo legal. Este dinero no cuenta como respaldo para acceder a préstamos hipotecarios o créditos de consumo.

“Esa clase política que tuvo a nuestros policías con sueldos de hambre es la que sigue negando los fondos a este Gobierno para cambiar las cosas, pero eso está cambiando”, dijo el mandatario el 30 de septiembre de 2020, como antesala del bono. 

El Gobierno de Bukele, sin embargo, no ha explicado por qué fue prioridad mejorar el salario de las plazas de la dirección general de la PNC durante la crisis por la pandemia de covid-19, y no optar por una reforma de la Ley de Salarios que beneficiara al resto de las plazas. 

Del otro lado

Carlos no es su nombre, pero así se llamará acá porque, como muchos empleados públicos, teme represalias por hablar con la prensa. Ha sido policía por 22 años y desde hace algunos cuantos sabe que no llega a fin de mes con su salario de $552.20 ni con los bonos. Sentado en una oficina calurosa, explica que, como él, muchos agentes se rebuscan para trabajar como vigilantes en bares, discotecas o barra shows y así ganar algún dinero extra.

Todavía tiene los ojos hinchados y responde escueto, con la molestia de alguien que no ha dormido bien. Carlos dice que salió a las dos de la mañana. Se puede decir que, en lo que cabe, el de él es un trabajo tranquilo. Es vigilante en una de las cervecerías más populares de la capital, de esas que, por lo general, están dentro de centros comerciales.

Después de sus turnos como agente policial, Carlos se alista para entrar a trabajar en la cervecería. Entre botellas que se vacían, ceniceros rebalsados y gritos torcidos, Carlos tiene que cuidar que ningún cliente se escape sin pagar o que no se vaya a los golpes con otros. La mayoría del tiempo pasa de plantón en la entrada, registrando que no ingrese ningún tipo de armas. 

Carlos ha visto un par de aumentos salariales en su tiempo en la PNC, pero ni sus casi dos décadas de servicio lo separan mucho de un agente que vaya ingresando a la institución. El sueldo base de un recién graduado de la ANSP es de $424.77, Carlos ha logrado un aumento de solo $127.43 en 20 años. Los aumentos de los agentes del nivel básico son graduales a través de un escalafón del 6 % cada cuatro años, aproximadamente.

Desde 2009 el salario y el escalafón han sido inamovibles y los ascensos policiales han sido escasos. El diputado de Arena y exdirector general de la PNC (1994-1999 y 2006-2008), Rodrigo Ávila, señala que “la clave está en el escalafón” para que los agentes puedan ser recompensados por los años de servicios, pero no ha encontrado eco entre sus colegas para impulsar esta iniciativa.

Carlos, se puede decir, es uno de los veteranos en la PNC, una institución hija de los Acuerdos de Paz de 1992. Comenzó a operar en 1993 con una mezcla de exguerrilleros y soldados. 

Pero, incluso el agente que haya estado en los 28 años que tiene la PNC de existir ha llegado a un tope salarial de $603.18. Equivale a un incremento de $178.41 en 29 años de servicio. Un agente que le ha dedicado toda su vida a la PNC debe trabajar ocho meses y medio para reunir la cantidad que Arriaza Chicas cobra en un solo mes. Un total de 22,401 agentes se encuentran en esta situación.

A Carlos, el agente, en su segundo empleo le pagan $25 por ser vigilante en jornada  de 7 de la noche a 2 de la madrugada. “Es pesado, casi que uno vive para trabajar”, responde. En sus cuentas, Carlos también tiene que hacer un hueco para gastos propios de sus dos empleos, como comida, papel higiénico o jabón que, como lo confirman Miembros del Movimiento de Trabajadores de la PNC, no siempre hay en las delegaciones. Tampoco es norma en la cervecería.

El partido creado y dirigido por la familia Bukele, Nuevas Ideas, controla, desde el 1 de mayo, las votaciones en la Asamblea Legislativa, pero no ha incluido en sus prioridades la modificación de la Ley de Salarios para los agentes policiales. 

El costo de la vida

“A una parte sustancial de los miembros de la PNC no les alcanza su sueldo, aun trabajando más horas de lo legalmente permitido, debiendo recurrir a préstamos personales para cubrir sus gastos”, confirma un estudio sobre las condiciones laborales de la PNC, hecho por el Instituto de Derechos Humanos de la UCA (Idhuca) en 2019.

La canasta básica urbana para una familia ha fluctuado entre los $160 y los $211 desde 2009 a la fecha, según estimaciones de la Dirección General de Estadística y Censos (Digestyc). Estos montos no incluyen otros gastos, como educación, vivienda o vestimenta; se limita a mostrar la ingesta mínima de calorías que necesita una persona para desempeñar un trabajo.

En esos mismos 12 años, la plaza del director general de la PNC ha experimentado, al menos, dos incrementos: uno en 2015 para pasar de poco menos de $3,000, según dijo un exdirector policial, para llegar a $3,572, y el otro en 2020. Al ser esta una contratación por servicios profesionales, no requiere más voluntad política que la de su empleador: el presidente de la República. 

Pero, para que los agentes vean un cambio en sus boletas, es necesaria una reforma presupuestaria. Los sueldos de la gran mayoría de empleados públicos dependen de que primero la institución rectora, en este caso el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, coordine con el Ministerio de Hacienda un proyecto ley que modifique los salarios para que sea integrado en el Presupuesto General de la Nación. Luego, la Asamblea discutirá la viabilidad con los encargados de Hacienda para que, por último, sea modificado o aprobado. 

 

Carlos, el agente que se la juega como vigilante en sus días de licencias, con suerte, ve a su hija una vez cada 10 días. “Con 10 o 15 años de trabajo, uno se termina separando; pero los pagos de casa y de educación de los hijos, se mantienen”.

A pesar de que cargos de confianza, como los ministros y viceministros, también se rigen bajo este mecanismo, los diputados nunca han discutido el salario del director general de la PNC.

El último aumento de la directiva general quedó registrado bajo el oficio DGP-DAPSP-741/2020 del Ministerio de Hacienda y fue autorizado por Carlos Gustavo Salazar Alvarado, director general de presupuesto de esa institución, el 29 de junio de 2020. 

Los nuevos salarios, que se han prolongado hasta este año, “cuentan con la aprobación de la Secretaría Privada de la Presidencia y con la anuencia del Despacho de Hacienda”, señala el documento de Hacienda. 

En el momento de la aprobación, la Secretaría Privada estaba controlada por el amigo cercano y socio de la familia Bukele: Ernesto Castro. Posteriormente, Castro renunció para buscar una curul con la que se convirtió en el presidente de la Asamblea Legislativa.

Desde su cargo, Arriaza Chicas acompañó la entrada de los magistrados impuestos de la Sala de lo Constitucional las instalaciones de la Corte Suprema de Justicia. Acompañó, de la misma manera, la conquista de la Fiscalía General de la República por Rodolfo Delgado, quien ha sido uno de los abogados defensores en varios de los procesos judiciales en los que Arriaza Chicas ha estado involucrado. 

Con el Gobierno Bukele, Arriaza Chicas, se puede decir, alcanzó la cima. Este ha sido el epítome de un hombre que, también vale decir, no comenzó su carrera como el resto de agentes. Por su formación militar en Chile y por formar parte de  la primera promoción de la PNC, siempre ha tenido acceso a puestos de jefatura. La carrera de Arriaza Chicas es un símbolo. Ha sido parte de la PNC desde el inicio y ahí sigue.

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