Escribiviendo

Levemente odioso o gran humorista

El futuro es ya. El presente fue ayer. Y el pasado solo un pretexto para pensar en una utopía que, pese a experimentos teórico-políticos, se vuelve cada día más inalcanzable.

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Lo de levemente odioso lo tomo de Roque Dalton, quien tituló así un poemario de rasgos autobiográficos. En este hay un verso que más he repetido por su mensaje subliminal respecto a precarias limitaciones sociales. Dalton dice: “No siempre hemos sido feos”. Lo he utilizado como lema que acompaña a una fotografía de lo que fue el complejo edificado de nueve y ocho plantas de la Biblioteca Nacional, que ocupaban tres cuartos de manzana, frente al conocido mercado ex-Cuartel, ahora espacio para ventas informales. Esa foto histórica la envío como saludo navideño: destacan los dos edificios, uno de ocho plantas; y otro de nueve, con una plaza adornada con dos grandes esculturas en piedra: de Cervantes y de Gavidia. La fotografía recuerda la década de los años sesenta, de los gobiernos militares, y muestra que no “siempre fuimos feos”. Una biblioteca digna a la altura de su función, como es la de resguardar el patrimonio bibliográfico de la nación. Los edificios cayeron con el terremoto de 1986.

Esa imagen de la Biblioteca Nacional permite reflexionar sobre un pasado relativamente reciente y un presente congelado en esas épocas sin avances en nuestro ombligo urbano. Después del terremoto preferimos huir y ausentarnos de la “ciudad patria”: el Centro Histórico, y lo dejamos convertido en gueto para los sectores marginales. Al parecer zona sin esperanzas ni redención. Olvidamos que el futuro, aunque parezca un galimatías, es 24 horas después que el lector está leyendo estas líneas. Concluyo: el futuro es ya. El presente fue ayer. Y el pasado solo un pretexto para pensar en una utopía que, pese a experimentos teórico-políticos, se vuelve cada día más inalcanzable. Aunque sí existe, pues cada quien tiene la suya. Yo tengo la mía. Leer posdata al final.

La frase poética de Dalton me hace reflexionar todo lo que podríamos haber evitado si ayer y los días siguientes hubiéramos emprendido un rescate social y darle dignidad urbana a San Salvador. Quizás no existirían esas caravanas trágicas que poco a poco vamos olvidando su crisis humanitaria (la última noticia que nos llega es que ha habido más de mil niños y niñas abusados sexualmente en sus refugios de la frontera del Norte). Y lo más trágico es que se hace tan usual que nuestros compatriotas se vuelven invisibles, pese a que solo tratan de salvar sus vidas y proteger sus familias; además de contribuir al desarrollo del país por las vías de las remesas. Reflexionemos. ¿Qué seríamos en nuestro territorio sin esa diáspora de tragedia cotidiana?

Y ya en nuestro territorio tenemos riesgo de muerte futura, si no se toman medidas por las bacterias del plástico, un genocidio lento para las próximas generaciones que tendrán un alimento mortal en los sabrosos mariscos. ¿Quién prohíbe los envoltorios plásticos?, ¿cuándo vamos a escuchar los dientes afilados de las motosierras destruyendo los pocos bosques remanentes en nuestro país, miserable de bosques? “No te preocupes me decía un amigo, ingeniero civil, cuando se talan árboles en los costos va incluido un rubro para convencer a quienes creen que hecha la ley hecha la trampa”.

Volviendo a Dalton hay otro libro que nadie pensó que tendría aceptación y menos una divulgación fuera de El Salvador: “Las historias prohibidas del pulgarcito”, donde el poeta despliega su potencial de humor. Recuerdo que cuando lo propuse para una editorial de Costa Rica, su director, salvadoreño y amigo fraterno de Dalton, me dijo que ese libro no tendría aceptación en ese país, “ni siquiera en El Salvador”, pues usaba muchas historias y el caliche propio de San Salvador, “su mercado se relegaría a esa ciudad”. Estuve de acuerdo. Error: el libro fue publicado por Siglo XXI de México, y la última edición que leí hace unos 20 años llegaba casi a 30 ediciones. Error. Porque, como me decía hace un mes un amigo extranjero, en política y en la literatura no hay sorpresas, solo hay sorprendidos.

Este libro es de un humor literario que ilumina lo sombrío de las realidades aplastantes. A ese propósito quiero referirme a un relato contenido en esa obra. Su título: “Dos retratos de la patria” (Obras completas, III volumen, página 353, DPI).

En el segundo relato Dalton narra una historia real del zoológico. Del mandril que el pueblo bautizó Pavián, como nombre propio. Este quedó viudo, (pues como animales, que también somos los humanos, hay límites de vida). Bueno, para apagar los apetitos sexuales del mandril que se exhibía haciendo cosas indebidas ante niños, (usuarios sagrados de un zoológico) se decidió comprar un mandril hembra. A un matutino local, que no es este, se le ocurrió celebrar un matrimonio público de los dos mandriles, para lo cual promovió un concurso para ponerle nombre a la hembra, pues “sin nombre propio no hay matrimonio”. Ganó quien envió el nombre de la canción popular del momento: “Reinalda, la de la minifalda”.

Después de bautizada se convocó públicamente para el matrimonio. Según la noticia llegaron al zoológico unas 200 mil personas, algo que Dalton consideró exagerado, “pese a tener en esa época un zoológico, tan grande como cualquier zoo de América Latina”, y lo comparó con el de La Habana. Dalton habla de la década del sesenta, siglo XX.

O sea que si ahora nos quedamos feos es por falta de inversión cultural. De pronto, escribe Dalton, en medio de la ceremonia matrimonial, un chusco gritó: “Se escaparon los leones”. Y se armó el gran despelote que “terminó en robos, 30 violaciones, 40 heridos y hasta capturados por comunistas, cuando alguien gritó: ‘Vamos a Casa Presidencial’”. Quien quiera confirmar el hecho, leer los periódicos de mayo 1969. Claro, un escritor está obligado a imaginar desde su realidad.

Posdata. Mi utopía es fundar una biblioteca-museo para escritores. Ahí está la casa donde vivió Dalton, ofrecida por unos buenos amigos propietarios. Pongo como contraparte mi biblioteca de escritor con más de 60 años de libros y lecturas.

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