Meridiano 89 oeste

De camino a Les Monts Verts

Estamos en pleno verano y trato de imaginar cómo sería Vermont en el invierno; solitario, congelado y cubierto de nieve. Rob Ron me comenta que en enero pasaron varios días tan helados que la gasolina de los carros parecía jarabe de arce. Nadie salía ni se movía de su casa.

Imagen Autor
Investigadora Y escritora radicada entre Madison, Wisconsin, y San Salvador

Estoy de camino a un pueblito de 7,000 habitantes, en el norte del estado de Vermont, Estados Unidos, casi llegando a la frontera con Canadá. Este viaje me lo ha exigido el trabajo, así que lo que podré ver de Vermont es limitado en ese sentido y, sin embargo, viajar siempre implica entrar a un mundo distinto, alejado del mío en el espacio y, en cierto modo, también en el tiempo.

Me viene a buscar al aeropuerto el motorista, no oigo bien si me dice que se llama Rob o Ron, pero lo que importa más es que Rob Ron es un hombre robusto y amable. Me encuentra sentada en la banda de equipaje y me pregunta si soy Evelyn de Wisconsin, un sobrenombre que me suena a “Heidi, niña del bosque”. Alzo la vista y estoy frente a un hombre que parece pino, vestido de camisa verde, alto y triangular.

Rob Ron ha pasado la vida en Vermont y me cuenta, de camino a la camioneta, que es gran conocedor de su historia. La hora y media de viaje al pueblo donde vamos, más adentro del estado, pasa con Rob Ron contando, primero, las hazañas de su hijo prodigioso en el fútbol americano y, luego, resumiéndome la historia natural del estado. Me dice que Vermont es de los estados menos poblados de Estados Unidos. Algo que puedo comprobar fácilmente en la ruta por la falta de Walmart y McDonalds y porque no hay nada de tráfico en la carretera.

La geografía de Vermont queda marcada por limitar al este con las Montañas Verdes, parte del sistema de los Apalaches, y al oeste por el lago Champlain. Rob Ron me cuenta que el nombre de Vermont tiene origen francés y que significa “Las Montañas Verdes”, por el explorador francés Samuel de Champlain, que llamó a las montañas Les Monts Verts, “Las Montañas Verdes”.

De camino a St. Johnsbury, la ruta se desvía por pequeños pueblos, como Waterbury, Middlesex, Plainfield y Montpelier, la capital del estado de Vermont que también es un pueblo pequeño con una población que no llega a 8,000 habitantes. Por grandes ratos del camino pierdo la señal wifi en el celular y me pierdo en el panorama natural. Estamos en pleno verano y trato de imaginar cómo sería Vermont en el invierno; solitario, congelado y cubierto de nieve. Rob Ron me comenta que en enero pasaron varios días tan helados que la gasolina de los carros parecía jarabe de arce.

Nadie salía ni se movía de su casa. Le pregunto a Rob Ron si ha visto la película de los años ochenta “The Shining”, dirigida por Stanley Kubrick y protagonizada por Jack Nicholson. No la ha visto, dice, y le cuento que es la historia de un escritor exalcohólico que acepta un puesto como vigilante de invierno en un solitario hotel de alta montaña para ocuparse del mantenimiento de la mansión. Al poco tiempo de haberse instalado ahí junto a su familia, empieza a sufrir inquietantes trastornos de personalidad debido a la incomunicación del lugar, al insomnio, y a sus propios fantasmas interiores. Rob Ron me dice que suena como una película muy buena y pasamos el resto del camino escuchando el rugir de las llantas y el murmullo de la camioneta.

Generic placeholder image
Séptimo Sentido

Séptimo Sentido les invita a que nos hagan llegar sus opiniones, críticas o sugerencias sobre cualquiera de los temas de la revista. Una selección de correos se publicará cada semana. Las cartas, en las que deberá constar quien es el autor, podrán ser editadas o abreviadas por razones de espacio o claridad.

ARTICULOS RELACIONADOS