Haber salido de la casa de mis padres a mis 18 años para seguir mi sueño de hacer teatro.
Cuando ví a mi hermano caer del árbol de mamones que estaba en la casa en que vivimos de niños. Yo estaba de espaldas a él, oí el crujir de las ramas, cuando volteé, mi hermano iba cayendo, recuerdo que lloré de pensar las posibilidades, me acerqué a la orilla del techo y miré hacia abajo. Él estaba bien. Me regresó el corazón al pecho, ja,ja.
Saber disfrutar del momento, sea éste como quiera ser. Saber encontrar la dicha del ser, aquí y ahora. Amar y seguir creciendo.
Formación y experiencias. En nuestro país aún no contamos con una educación artística superior, por lo que se nos hace necesario ser autodidactas, buscar formación en diversos talleres o diplomados. Algunos logran salir del país a formarse profesionalmente. A mí me falta todavía esa parte formativa. La experiencia ya la iré tomando.
A estudiar sí, a vivir a otro país, no. Aquí está mi lugar. Aquí soy necesario. Yo concibo el teatro como una herramienta de intervención y transformación social. ¿Dónde más necesario esto que en El Salvador?.
Mi afición por las expresiones físicas (expresión corporal, danza, acrobacia aérea) y, recientemente, por la escalada en roca.
Regresando del extranjero, con licenciatura y especialización en escenografía terminadas, montando mi propia empresa de escenografía en El Salvador y continuando con mi labor social.