Organicémonos
El covid-19 nos está costando vidas y empleos, está profundizando la pobreza y nos ha hecho retroceder décadas en desarrollo humano, pero pasará, y debemos empezar ya a pensar cómo vamos a levantarnos.
El covid-19 nos está costando vidas y empleos, está profundizando la pobreza y nos ha hecho retroceder décadas en desarrollo humano, pero pasará, y debemos empezar ya a pensar cómo vamos a levantarnos.
No era un problema de capacidad, sino que no encajaba en el sistema. Y tras su triste paso por las aulas, Masferrer hizo realidad el plan que pensó por años: simplemente huir.
¿Qué tan grande es la brecha entre la fotografía diaria de la situación del covid-19 en el país que nos presenta el Gobierno, y lo que realmente está sucediendo?
En lugar de amarguras se destacaría todo lo positivo. Algo así como: celebremos un día sin proselitismo, sin discusiones y en el que ningún político –ninguno– estuviera invitado a opinar.
Junto a la crisis sanitaria y humana, avanzaba también la económica. Potencias mundiales reportan ya decrecimiento, hay millones de desempleados.
Obsesionados por superar a su rival, cada edición era una lucha por contar las historias más truculentas, encontrar los personajes más bizarros y hacer las críticas más injustificadas. Hasta que todo se fue desbordando y comenzaron a inventar historias completas.
Así son las crisis, siempre desnudan a los más pobres y se puede ver con mayor claridad el verdadero rostro del país, surcado por la precariedad y demacrado por el estrés de no tener que comer.
Más allá de estar pensando en que un decreto va a dejar de estar vigente para irme para la calle, todos deberíamos estar pensando en forma para reducir nuestras salidas al mínimo posible.
En toda la región, la ansiedad crece para muchas personas que están en el sector informal de la economía y viven del día a día. Con la urgente necesidad de ganarse el sustento diario, pero con miedo a enfermar.