Pandillas secan las milpas de La Unión

De producir 1.5 millones de quintales de maíz, La Unión pasó a cerrar el año agrícola 2019/2020 con 950,000 quintales. Las manzanas de cultivo que todavía quedan en el departamento oriental están ocupadas por pequeños productores que deben incluir el pago de la extorsión como parte de los insumos de la cosecha.

Fotografías de Luis Martinez

“Aquí hay $300 invertidos”, dice Ramón mientras señala al suelo. Ahí, a sus pies, un pequeño montículo de mazorcas descansa sobre una lona. Es el resultado, dice, de cultivar una manzana. “Estamos bien fregados nosotros los agricultores”, reflexiona. Detrás de él, dos hombres, que también cultivan maíz, asienten en silencio.

Ramón, nombre ficticio, hace parte  de una cooperativa del cantón Agua Caliente, ubicada a orillas de la carretera que conduce al centro de Lislique, en el departamento de La Unión. Esta mañana, los socios están reunidos para discutir, entre otras cosas, las dificultades que deben enfrentar para cultivar maíz.

La caída del cultivo de maíz impactó aquí, en el cantón Agua Fría, a quienes, con suerte, logran reunir los  $300 para sembrar una manzana del grano. Los agricultores resienten los insumos caros y la falta de crédito, pero principalmente a la extorsión que le imponen las pandillas. Aunque ellos prefieren llamarle una “colaboración”. 

Para hablar de esto, Ramón  baja la voz. Como si, entre los matorrales que rodean su casa, algún oído curioso escuchara la conversación. “Cuando a uno lo ven ahí trabajando, llegan”, dice entre  susurros. Se refiere a pandilleros  que operan en la zona y que se dedican extorsionar a los  agricultores. 

“Por la cantidad que ven que sacamos en maíz, ellos dicen ‘este va a tener un montón de pisto’”, relata Ramón. 

De su manzana de maíz dependen su  esposa y cinco hijos.  Los siete deben sobrevivir de  este montículo de mazorcas pequeñas que arden bajo el sol del mediodía. “De aquí no podemos sacar (la extorsión). Toca rebuscarse por otros lados para dar la colaboración”, explica.

Extorsiones que secan manzanas

Manuel  tiene cinco hijas. Todas están en Estados Unidos y, aunque recibe remesas, se dedica a cultivar maíz. Tiene 65 años, y toda su vida ha trabajado en el cantón Agua Fría. Es un hombre corto de palabras pero amable. A él también lo han extorsionado. Pero Manuel no reconoce en ese acto un delito: para él, la entrega del dinero es “una ayudita que siempre se les da a ellos”.

De acuerdo con estadísticas de la Oficina de Información y Respuesta de la Policía Nacional Civil (PNC), entre el 1 de enero de 2012 y el 15 de marzo de 2021, se reportaron 511 detenciones por el delito de extorsión en La Unión. En Lislique, para el mismo período, hubo siete arrestos. 

“Ellos llegan platicando. Forzosamente jamás nos han pedido nada”, dice Ramón . Manuel hace eco de este relato. Agrega que “no tiene problemas con los muchachos”. Aquí, en el cantón Agua Fría, las extorsiones son “un voluntariado”, matizan los dos hombres, aunque minutos después reconocen que deben obtener ese dinero para entregarlo a las pandillas a pesar de la malograda cosecha de maíz.

Y, aunque las extorsiones sean vistas como “colaboración” en algunos casos, es por esta razón que, de acuerdo con Ramón, algunos productores abandonaron el cultivo del maíz. Los que quedan, dice, decidieron invertir menos.  

El relato de ambos se respalda por las estadísticas oficiales. De acuerdo con los datos del MAG, La Unión pasó de dedicar 47,000 manzanas al cultivo del maíz, en el año agrícola 2014/2015, a trabajar 26,000 al cierre del período 2019/2020. En seis años, el departamento perdió 21,000 manzanas dedicadas al maíz.

A escala nacional, para 2019/2020, un total de 377,872 manzanas de territorio se utilizaban para el cultivo del maíz. 

Esta es la cifra más baja en un período de seis años. En 2014/2015, El Salvador dedicaba 449,000 manzanas al cultivo del grano. El país perdió, durante este tiempo, 16% del territorio dedicado al grano que más consumen los salvadoreños.

El principal grano de  el país

El maíz, de acuerdo con las estadísticas del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), es el grano básico que más se produce en el país. Para el año agrícola 2019/2020, El Salvador produjo 15 millones de quintales de maíz. Se trata de la cifra más baja en los últimos 10 años.

Esas cifras también consignan que, históricamente, La Unión producía más de 1 millón de quintales, sin embargo, eso cambió en los últimos seis años. Entre 2014 y 2020, La Unión dejó de producir 586,000 quintales del grano, lo que representa un desplome del 38 % en la producción de maíz.

A pesar de la baja en la producción y en la disponibilidad de tierras, algunos agricultores aún resisten en el departamento de El Salvador  que reporta la mayor caída en la producción de maíz. 

Ramón es uno de los que planea volver a la siembra. Pero ahora, dice, va a dedicarse al maicillo. 

“Yo siempre le sigo, la agricultura no la suelto”, dice, en una de las manzanas que todavía quedan en La Unión, que siguen bajo acoso de  las pandillas.

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