Conversaciones urgentes
Atender el flagelo de la desigualdad económica ha sido continuamente postergado por diferentes administraciones que han beneficiado solo a un número reducido de la población.
Atender el flagelo de la desigualdad económica ha sido continuamente postergado por diferentes administraciones que han beneficiado solo a un número reducido de la población.
El mensaje central de esta vez es «ya voy por ti». Ya voy a llevarte lo que necesitas, ya voy a apoyarte. Y en estos días, insisto, es un acto de conciencia cívica, humana, ética.
Que no viralicemos ni el virus ni el miedo. Que viralicemos un pensamiento crítico y un trabajo colaborativo.
No divulguemos algo que no venga de un medio de comunicación confiable o de una fuente oficial. Evitemos que el miedo y el pánico se viralicen. La enfermedad no se evita si acaparamos artículos de primera necesidad.
Esa potencialidad de lo que alcanza la conexión nos necesita críticos, con posturas claras ante los derechos humanos y la democracia.
Creo que podemos (re)crear un círculo virtuoso al tejer con esta perspectiva nuestras redes sociales físicas (humanas, institucionales) que mejoren la incidencia que tenemos en nuestras comunidades políticas.
La ciudadanía, digital y física, nos requiere teorizando y practicando la mejora de nuestra polis, y en eso seguiremos buscando referentes de cómo hacer un uso responsable de las tecnologías.
¿Han pensado alguna vez sobre la cantidad de biografías que hay o en qué idioma es más utilizada? ¿O cómo se edita un artículo y cómo se verifica la información que se publica? ¿O qué actividades se pueden organizar en centros educativos para aprovechar la difusión del conocimiento?
Toda esa información que vamos «subiendo» a Internet es esa herramienta con la cual podremos actuar sobre el mundo. Y por eso la Alfabetización Mediática e Informativa (AMI) es fundamental.
Aún no hemos pasado suficiente tiempo pensando en lo que pueden hacer personas y computadoras juntas que no se había podido hacer antes.