El fuego de Hestia

Comunicar y liderar

La comunicación es más potente cuando lo que se pretende transmitir está soportado por los comportamientos de un líder y de su equipo, y no solo por la imagen que proveen las cosas.

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Coach en Comunicación Intuitiva

Liderar y comunicar son dos actividades que se encuentran íntimamente relacionadas. Ambas, si se realizan con la intención adecuada, permiten establecer conexiones transformadoras entre individuos y equipos, así como descubrir significados comunes, que facilitan avanzar hacia un horizonte compartido en el que se obtienen beneficios tangibles para quienes participan de un proyecto u organización.

Desde hace varios años comprendí que había algo que estaba perdiendo vigencia con el concepto generalizado de la comunicación, que en lugar de contribuir con el desarrollo de una persona, o de una organización, estaba bloqueándolo. Ese algo es el excesivo enfoque en lo externo o el confundir la comunicación con la imagen. Si bien un edificio cómodo y adecuado o la presentación limpia y ordenada de los empleados sin duda comunica, es más potente cuando lo que se pretende transmitir está soportado por los comportamientos de un líder y de su equipo. Es decir, la comunicación es más efectiva cuando se manifiesta a través de los comportamientos de las personas y no desde la imagen que proveen las cosas.

La comunicación y el liderazgo han cambiado radicalmente en los últimos años. La inteligencia emocional, la psicología positiva, la neurociencia y el “coaching” están incidiendo fuertemente en estas actividades. Una mejor comprensión acerca de cómo operamos, creamos hábitos y nos transformamos ha puesto sobre la mesa la necesidad de enfocarse y desarrollar habilidades blandas o inteligencia emocional, que permiten a un individuo gestionar sus relaciones de forma eficiente y saludable, acompañando el desarrollo de otros.

Google aportó al mundo empresarial información valiosa acerca de estas habilidades blandas y de su incidencia en el desarrollo de los equipos. En 2009 inició el proyecto Oxígeno bajo la presuposición de que “los jefes ya no eran necesarios”. El estudio recopiló, entre los empleados de Google, más de 10,000 observaciones acerca de los gerentes, y descubrió patrones de comportamiento que convirtió en indicadores para medir y desarrollar, a través de sus programas de capacitación, el óptimo desempeño gerencial y de liderazgo. A la fecha, esta organización reporta una mejora del 75 % en el cumplimiento de los liderazgos y de los equipos, como resultado de su enfoque en esos indicadores.

Según Google y Oxígeno, estas habilidades son: (i) ser un buen coach, (ii) empoderar, (iii) mostrar interés en el éxito y bienestar del equipo, (iv) ser productivo y orientado a resultados, (v) escuchar y ser un buen comunicador, (vi) contribuir con el desarrollo profesional de los empleados, (vii) tener una visión y claridad estratégica y (viii) contar con habilidades técnicas para aconsejar al equipo.

De las ocho habilidades, seis son competencias “blandas”. Y la habilidad número uno, “ser un buen coach”, permite a un jefe o líder desarrollar el resto de competencias: escuchar y mostrar interés, comunicar para conectar, empoderar y contribuir al desarrollo del equipo. Estamos frente a un cambio de época, donde las nuevas generaciones y los desafíos provocados por la tecnología, entre otros, demandan innovación en la forma de liderar, porque no existe una fórmula única para hacerlo, y el mundo tiene muchos avances en ciencia, salud y tecnología, pero hace falta poner ese mismo énfasis de progreso en el desarrollo del ser humano.

Los nuevos liderazgos e individuos con poder para incidir en amplios grupos de personas requieren enfocarse en procesos de transformación que necesitan de tiempo y de confianza, e imprimir una actitud sincera de respeto por la individualidad y la validación del potencial de crecimiento de cada miembro del equipo.

Cuando se aceptan y se ejercitan conscientemente estas nuevas formas de liderar, se abre la puerta a una conexión más profunda y real, y como lo demostró Google, también a un cambio que beneficia a más personas. Sin duda, no es una tarea fácil y requiere cultivar una actitud mental de principiante y un estado permanente de curiosidad, que faciliten la implementación de formas diferentes e innovadoras para gestionar a las personas.

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