Extorsión

Enseñar y tener miedo

David y sus compañeros de trabajo pagan, al mes, $400 de renta a la pandilla de la zona. Lo hacen porque es la única manera de trabajar con la garantía de que ahí no van a ser asesinados. Con la llegada de la pandemia y las clases a distancia, los docentes han tenido un respiro. Durante estos meses, no han pagado las “cuotas”. Pero, al volver, no saben si la pandilla va a pedir el dinero acumulado en este tiempo, que serían unos $4,000. Ante el “inminente retorno” a las clases presenciales, en su protocolo, el MIDEDUCYT no contempla cómo abordar las extorsiones.

La extorsión nuestra de cada día

La extorsión es uno de los delitos más extendidos en la sociedad salvadoreña. Su ubicuidad hace posible que una persona pueda ser víctima, incluso, de sus mismos familiares. A pesar de que las autoridades afirman que existe un alto grado de efectividad en su combate, la revisión de decenas de expedientes judiciales da cuenta de que quien es condenado es, casi siempre, quien se encarga de recoger el dinero, no quien amenaza y, quizá, es el beneficiario final de su acción.