Por: Marlon Hernández-Anzora

La democracia del noventa y dos: reformar o morir

Dado que esta es mi última columna en Séptimo Sentido, aprovecharía para enfatizar como lección final para el sistema político y para nuestra nación, las líneas principales sobre las que han ido mis 14 columnas publicadas.

La estupidez también gana elecciones

Los resultados de las elecciones de 2018 ya esbozaron esa transformación en las claves con las que el electorado salvadoreño había venido votando de manera estable desde la firma de los Acuerdos de Paz.

La esquina: reencuentro y reconciliación

No escucho a los candidatos de esta campaña hablar de dos grandes hechos que nos han marcado como nación: la migración y la violencia. No encuentro sus ideas sobre dos políticas de Estado que necesita urgentemente un país desangrado y en diáspora: políticas de reconciliación y políticas de reencuentro.

Ningún joven seguro

No se trata de usar la tecnología para aislarnos y así pretender sentirnos más seguros. Al contrario, se trata de pensarla como herramienta para transformar nuestras formas tradicionales de relacionarnos.

Dígannos todo

La lucha por el acceso a la información pública en el país no fue (ni es) la lucha de una tendencia ideológica sobre otra, sino más bien una disputa –una tensión permanente y sana- de los ciudadanos con sus gobernantes de turno.

Hoy por ti

En la calle, una nueva generación de salvadoreños se enfrenta diariamente con autoridades policiales que proceden así, usando caprichosamente su poder.

Saludo a la marcha

Debemos apelar a la más básica de las capacidades humanas: la empatía. Esa capacidad de abrir nuestro ser para comprender a los otros y reconocer que no todos somos iguales.

Los demócratas no nacen

Los demócratas no surgen de ninguna pila bautismal ni caen frondosos de tolerancia y respeto de ningún palo de aguacates. A ser demócrata se aprende.

Ciudadanía digital para la paz

Se trata de unas políticas que aprovechen las TIC para estimular la cohesión social, la participación política y el acceso a la educación de las juventudes.

¿Hemos perdido el combate contra las maras?

Es equivocado seguir pensando y actuando como si las pandillas son solo un problema de seguridad pública, también pensarlas como el único problema de violencia que tiene el país.