En el limbo cultural
El sentido de pertenencia se congestiona cuando se está lejos de la tierra donde uno enterró el cordón umbilical. Se ama tanto el nido de donde se voló que nunca se puede terminar de llamar hogar al destino extranjero.
El sentido de pertenencia se congestiona cuando se está lejos de la tierra donde uno enterró el cordón umbilical. Se ama tanto el nido de donde se voló que nunca se puede terminar de llamar hogar al destino extranjero.
Sobresueldos, plazas fantasmas, seguros médicos privados, camionetas suntuosas, guardaespaldas, puestos para sus familiares y allegados, partidas secretas, dietas ostentosas… La lista de su traición es tan grande como su doble moral.
No se confunda, que una niña sepa cómo se desarrolla el coito, sus riesgos físicos y emocionales, o cómo se usa un preservativo no la transformará en “una sucia promiscua”, más bien la hará consciente –pero sin tabús– de que intimar no es un juego.