El campo se queda sin jóvenes
El rostro del agricultor en El Salvador es uno cada vez más viejo: 58 años, según estimaciones del Ministerio de Agricultura y Ganadería. La actividad ha dejado de ser rentable para el grueso de la población, debido a sus altos costos, a su imprevisibilidad y a los bajos precios a los que pueden vender sus productos. Los jóvenes que no tienen otra opción, sin embargo, continúan luchando por sacarle frutos a la tierra y a sus propias vidas.