Plaza Pública descubrió que, a 25 metros del pozo petrolero Xan-30 operado por Perenco y a 6 kilómetros de un destacamento militar en Guatemala, corre lo que expertos consideran una pista de aviación clandestina.

Una pista de aterrizaje clandestina pegada a un pozo petrolero

Un reportaje de Sebastián Escalón /CONNECTAS/ Plaza Pública/ Guatemala

fotografias de Manuel Morillo


La pista Vista aérea de la pista clandestina y del pozo Xan-30 de la empresa petrolera Perenco..

El 26 de abril, Plaza Pública participó en un sobrevuelo al Parque Nacional Laguna del Tigre, cuyo objetivo era monitorear los incendios que asolaban el área protegida.

Durante el vuelo, se pasó por encima del campo petrolífero Xan, operado desde 2001 por la empresa franco-británica Perenco. Se pudo contemplar la planta industrial, sus chimeneas y su inmensa pista de aterrizaje asfaltada.

Después, siguiendo el vuelo hacia el Norte, apareció lo que a todas luces era una discreta pista de aviación: una simple traza de alrededor de 1 kilómetro de largo que cruzaba un potrero y un pequeño remanente de bosque. La traza iniciaba a escasos 25 metros de uno de los pozos petroleros de Perenco, el pozo Xan-30.

Al experimentado piloto que condujo del sobrevuelo, pocas dudas le quedaron sobre el hecho de que aquello fuera una pista de aterrizaje. Indicó que la orientación de la traza era ideal teniendo en cuenta los vientos dominantes.

Plaza Pública mostró las fotos al jefe de la fiscalía contra la narcoactividad, Aldo Chapas. El fiscal indicó que “la traza presenta las características de una pista de aterrizaje clandestina, pero que para confirmarlo, se necesita iniciar la investigación y consultar a la Dirección General de Aeronáutica Civil para saber si dicha pista está autorizada”.

Se le preguntó a Carlos Velázquez Monge, director de Aeronáutica Civil, cuáles eran las pistas de aviación autorizadas en el Parque Nacional Laguna del Tigre. La única es la pista asfaltada de Perenco.

La aparente pista clandestina presenta un elemento paradójico: a mitad de su recorrido, se adentra en un pequeño bosque. Se distingue claramente que hay árboles en pie sobre la pista. De las conversaciones con el piloto y el fiscal surgieron dos hipótesis: o bien la pista no está terminada, y sus dueños aún no han removido toda la vegetación, o bien el pequeño macizo de árboles serviría de escondite a las avionetas que aterricen allí. Por otra parte, las vacas que se aprecian entre los árboles demuestran que el terreno está ocupado por algún ganadero invasor del área protegida.


Vecinos La carretera principal del parque Laguna del Tigre pasa a la par de la pista clandestina y del pozo Xan-30.

Dos días después del sobrevuelo, Plaza Pública recorrió el área de Xan y visitó el pozo Xan-30. Apenas unos pasos separan la pista del cerco que rodea el pozo petrolero. La pista tiene cerca de 4 metros de ancho. La vegetación a ambos lados de la traza estaba quemada, aunque unos mínimos retoños de vegetación asomaban nuevamente. Esto permite estimar que el fuego con el cual se limpió el área de aterrizaje ocurrió entre una y dos semanas antes de la visita.

El pozo Xan-30 se encuentra a 5 km del área central de Perenco, y a 6 km de un destacamento militar de operaciones de selva. Llegar al lugar es muy fácil: la traza y el pozo colindan con la carretera principal que atraviesa el parque Laguna del Tigre. Esta carretera de terracería muy bien mantenida une la población de El Naranjo con el campo Xan y luego prosigue hacia las comunidades fronterizas de Los Cerritos y La Paz. Una vez en el área de producción petrolera, basta con seguir los carteles para llegar al pozo 30.

Durante el recorrido, Plaza Pública habló con un técnico de Perenco, quien, junto a un agente de seguridad de la empresa Visersa, estaba realizando un monitoreo ordinario a otro pozo de Xan. El técnico explicó que inspeccionan los 46 pozos de Xan todos los días.

Documentos de Perenco muestran que Xan-30 es un pozo de inyección activo en donde la petrolera reintroduce en el subsuelo el agua ácida producida por la extracción de petróleo.

Se le preguntó a los directivos de Perenco si tenían conocimiento de esta pista. Por correo electrónico, Antonio Minondo Ayau, director de asuntos corporativos de la transnacional, respondió: “No tenemos conocimiento de la existencia de la pista de aterrizaje que usted menciona”.

Se le preguntó si la empresa conoce a las personas que han invadido tierras alrededor del pozo. “No conocemos la identidad de las personas que habitan las tierras alrededor del pozo Xan-30”, fue la respuesta de Minondo Ayau, quien agregó: “Perenco Guatemala ha denunciado en múltiples oportunidades ante CONAP la existencia de invasiones y quemas”.

El coronel William García, jefe de prensa del Ejército, afirma desconocer la existencia de una pista junto al pozo Xan-30. Dice que una de las labores del Ejército es efectuar patrullajes en la Laguna del Tigre para detectar y destruir pistas clandestinas. Indicó que actualmente existen 65 trazas en el parque, de las cuales 23 han sido dinamitadas.


Desde lejos Vista aérea del área industrial de la empresa Perenco..

Perenco, poder y Petén

Según el fiscal Aldo Chapas, “la colindancia de la reserva de la Laguna del Tigre con México la convierten en un lugar importante para el tráfico de drogas, ya que allí pueden aterrizar aeronaves de Suramérica y luego pasar la droga a México”.

Durante el sobrevuelo, se observaron en efecto otras dos pistas clandestinas. Sin embargo, estas estaban trazadas en zonas remotas, como el Triángulo Candelaria, y no en un área industrial de carácter estratégico para Guatemala, ni tan cerca de un destacamento militar.

“Cuando se descubre una pista clandestina, se presume que es utilizada para actividades de narcotráfico”, indicó el fiscal Aldo Chapas. Agregó que también puede ser utilizada para la comisión de otros ilícitos, como la trata de personas, el tránsito ilegal de personas, trasiego ilegal de armas de fuego o contrabando.

El informe “Grupos de poder en Petén: Territorio, política y negocios” publicado en 2011 por la organización estadounidense Insight Crime presentaba el papel de Perenco en el entramado de fuerzas y alianzas que se ciernen sobre el Petén, y sobre el parque Laguna del Tigre en particular. Según los investigadores, la transnacional petrolera, junto con Manuel Baldizón, Manuel Barquín, Julián Tesucún, Javier López, líderes locales de Partido Patriota y Unionista y la familia Mendoza, eran las fuerzas a veces en pugna, a veces aliadas, que ocupaban el territorio.

“En esta amalgama de intereses juega un papel central la compañía Perenco, cuya posibilidad de continuidad depende del apoyo del Ejecutivo y el Legislativo, del respaldo real o ficticio de las comunidades que viven en la zona y de la convivencia con los grupos criminales que ya se han adueñado de amplios terrenos del área protegida”, indicaba el informe en aquel año.

Esta “convivencia funcional” con el crimen organizado descrita por el informe se entremezcla con relaciones de negocios con estructuras político-económicas. Ejemplo de ello, la empresa Visersa, que le brinda seguridad a Perenco. En marzo 2007, Manuel Barquín, entonces gobernador de Petén, aseguró a la prensa que dicha empresa era propiedad de Otto Pérez Molina, aunque estuviera registrada a nombre de su cuñado Otto Rember Leal Flores. Plaza Pública consultó el registro mercantil, y en efecto, el cuñado del exmandatario fue presidente del consejo de administración de Visersa en dos ocasiones, en 2000 y 2003.

“Hasta ahora, intereses de Perenco y de las principales organizaciones del narcotráfico no se han visto afectados, mientras la tenaza de la militarización y amenaza de desalojos se cierra sobre las comunidades”, publicaba en 2011 Insight Crime. Desde entonces, este aspecto de la vida en el área protegida parece no haber cambiado drásticamente.

Frente al destacamento militar que vigila la entrada al campo Xan, hay una talanquera y un puesto de control operado por el Consejo Nacional de Áreas Protegidas y por el Ejército. Cuando Plaza Pública pasó por allí, las autoridades le acababan de marcar el alto a un pick up cargado de campesinos. Les obligaron a bajar y a formar una fila.

Bajo la mirada atenta de los guardarrecursos de CONAP y de los soldados, tuvieron que abrir sus mochilas, vaciarlas y colocar todas sus pertenencias sobre el polvo blanco de la carretera. Por su expresión resignada, y por los testimonios de varios comunitarios de la Laguna del Tigre, este tipo de control es parte de su rutina diaria.

Revisión Guardarrecursos del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) y soldados registran a un grupo de campesinos en el puesto de control operado por esa entidad y por el Ejército.

Pista destruída tras primera publicación

Julia Barrera, vocera del Ministerio Público, informó, tras la publicación del reportaje, a Plaza Pública y Mongabay que habían detectado una pista clandestina en ese sector, y que la fiscalía de delitos de narcoactividad se encontraba inspeccionándola.

La investigación mostró que la traza, de 8 metros de ancho por 250 de largo, no estaba activa. La maleza, los árboles y los baches impedían el aterrizaje de cualquier aeronave. Según una fuente de dicha fiscalía, “la traza pudo haber sido utilizada como pista en su tiempo, y también podría ser reactivada. Por esa razón se destruyó”.

La destrucción de la traza, efectuada con autorización judicial, se hizo con piochas y azadones, y no con explosivos, como habitualmente. La brigada militar de Selva Beos cavó una zanja de aproximadamente 1 metro de profundidad y 6 metros de longitud, según el Ministerio Público.


Para la fiscalía, el trabajo no acaba allí. “Tenemos que pedir información a las autoridades locales para ver si tenían conocimiento de la pista e investigar sobre qué grupo legal o ilegal la pudo utilizar”, explicó la fiscalía de narcoactividad.

Para el portavoz del Ejército, William García, dicha traza nunca fue utilizada como pista de aterrizaje: “Es demasiado corta para un aterrizaje. Ni MacGyver hubiera aterrizado ahí. Tenemos 65 pistas clandestinas registradas, y esta no era parte de ellas”.

“Posiblemente hayan querido iniciar la construcción de una pista, pero nunca la terminaron”, conjeturó García, y agregó que la Brigada Especial de Operaciones de Selva mantendría un monitoreo para que la pista “no crezca”.

 

Este reportaje fue elaborado por Sebastián Escalón en el marco de una colaboración periodística entre Plaza Pública y Mongabay Latam y es republicado en CONNECTAS gracias a un acuerdo de difusión de contenidos con Plaza Pública.

 

 


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