Pandemia, jefe Seattle y Salarrué
El jefe Seattle como Salarrué coinciden en su apreciación sobre el amor a la naturaleza, que ambos nominan Tierra.
El jefe Seattle como Salarrué coinciden en su apreciación sobre el amor a la naturaleza, que ambos nominan Tierra.
Me recriminó diciéndome cómo era posible que un humanista, como yo, hablara de acostumbrarse a la muerte. Y quien me lo decía era alguien que había sufrido la dictadura sanguinaria de Pinochet.
No creímos en lo que estábamos viendo: fue triste en Ecuador y Perú, pero cerramos los ojos y la mente. Pese a las escenas apocalípticas.
Aprendí una lección, como abogado sin abogar, sé que las leyes no bastan, ni los sagrados Acuerdos de Paz.
«Fue una noche terrible. Fui al cuartel policial, yo vivía en Santa Ana, y lloré con mis estudiantes».
Me pregunto si, con los cambios post pandemia anunciados por expertos, será posible que las nuevas generaciones tengan la oportunidad de hermanarse con la tierra y su entorno.
Un médico costarricense, cuando le preguntan sobre el éxito para combatir la pandemia, responde: «Cultura, educación, y sobre todo disciplina».
Ahora, pese a la inteligencia artificial y avances científicos en salud, tenemos miedo. Con efectos anímicos que producen ira y rencor, que nos hace olvidar al enemigo mundial pandémico.
«¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; no hay nada nuevo bajo el sol».
La diferencia es que la ciencia actual puede descubrir y combatir los orígenes de toda peste, que en el pasado europeo originó millones de muertos.