LOS ECOS DEL MAÑANA
Todos los tripulantes conocían su estilo, y después de asentir sin palabras esperaron órdenes; pero lo único que recibieron fue un gesto indicativo de que podían volver a sus respectivas labores.
Todos los tripulantes conocían su estilo, y después de asentir sin palabras esperaron órdenes; pero lo único que recibieron fue un gesto indicativo de que podían volver a sus respectivas labores.
Aquella noche, después de departir con amigos en el bar de siempre, regresó a su estancia en el edificio vertical al que acababa de pasarse.
¿Para qué indagar, si lo mismo pasaba en su mente, que se quedaba en blanco cuando le daba la gana?
Aquella noche, después de departir con amigos en el bar de siempre, regresó a su estancia en el edificio vertical al que acababa de pasarse.
Y una voz profunda le respondió: «Hacia el Olimpo, que es tu vivienda original».
Vamos a volver al origen: somos campesinos y volveremos a serlo…” Hubo un relámpago, y de repente todos estaban sentados sobre el polvo húmedo, con todos sus otros recuerdos borrados.
Desde la más temprana edad fue adicta a los deportes extremos, sin acatar ninguna advertencia. Y así, cuando llegó el momento de decidir destino expresó tajante: «Voy a ser alpinista, y en las cumbres más altas del mundo».
Y las aves cantantes fueron a avisarle al aludido, que era el heliotropo junto a la fuente. Como si le dijeran: “Te has dormido, hermano, es tu turno…”
Le encendió la veladora a la Virgen, y se fue a recostar para reciclar energías después de aquella jornada agotadora.
¿Para qué indagar, si lo mismo pasaba en su mente, que se quedaba en blanco cuando le daba la gana?