David Escobar Galindo

LOS ECOS DEL MAÑANA

Todos los tripulantes conocían su estilo, y después de asentir sin palabras esperaron órdenes; pero lo único que recibieron fue un gesto indicativo de que podían volver a sus respectivas labores.

ÁLBUM DE LIBÉLULAS (227)

Aquella noche, después de departir con amigos en el bar de siempre, regresó a su estancia en el edificio vertical al que acababa de pasarse.

EL AMOR ES UN DUENDE

¿Para qué indagar, si lo mismo pasaba en su mente, que se quedaba en blanco cuando le daba la gana?

ÁLBUM DE LIBÉLULAS (226)

Aquella noche, después de departir con amigos en el bar de siempre, regresó a su estancia en el edificio vertical al que acababa de pasarse.

ÁLBUM DE LIBÉLULAS (225)

Y una voz profunda le respondió: «Hacia el Olimpo, que es tu vivienda original».

ÁLBUM DE LIBÉLULAS (224)

Vamos a volver al origen: somos campesinos y volveremos a serlo…” Hubo un relámpago, y de repente todos estaban sentados sobre el polvo húmedo, con todos sus otros recuerdos borrados.

ÁLBUM DE LIBÉLULAS (223)

Desde la más temprana edad fue adicta a los deportes extremos, sin acatar ninguna advertencia. Y así, cuando llegó el momento de decidir destino expresó tajante: «Voy a ser alpinista, y en las cumbres más altas del mundo».

ÁLBUM DE LIBÉLULAS (222)

Y las aves cantantes fueron a avisarle al aludido, que era el heliotropo junto a la fuente. Como si le dijeran: “Te has dormido, hermano, es tu turno…”

ÁLBUM DE LIBÉLULAS (221)

Le encendió la veladora a la Virgen, y se fue a recostar para reciclar energías después de aquella jornada agotadora.

ÁLBUM DE LIBÉLULAS (220)

¿Para qué indagar, si lo mismo pasaba en su mente, que se quedaba en blanco cuando le daba la gana?