El fracaso, porque hay que levantarse de nuevo, quedan cicatrices.
Que perdí a mi padre cuando tenía 19 años. Él tenía cáncer de hígado y me prometí no estar relacionada en nada con esta enfermedad, ya que había decidido servir a mi gente, pero de otras formas. Luego perdí a mi hermano y a mis cuñadas.
Pienso que como cualquier país del mundo, hay buenos líderes, pero lamentablemente hay algunos otros que dejan mucho que desear.
Creo estar satisfecha con mi persona y no querría ser nadie más. La vida me ha dado todo lo que cualquier persona desearía tener.
Otra parte de la misma vida a la que todos llegaremos, pero sin prisa. Todavía hay mucho por hacer.
Por supuesto, soy católica-apostólica.
“Había una señora que hizo patria a su manera, se llamaba Leonor Guirola de Llach. ¿Se acuerdan?”