El fuego de Hestia

Porque no es posible olvidar el pasado

Al pasado se va a buscar entendimiento, porque inevitablemente las claves del momento actual se encuentran en esos espacios que habitamos, en esas historias que vivimos, en las familias que crecimos.

Imagen Autor
Coach en Comunicación Intuitiva

Disfruto filosofar y me encantaría estar sentada tomándome un café con usted y conversando sobre este tema. Porque buscar la verdad libera y en El Salvador somos muy dados a intentar dejar atrás el pasado. Y con ello las responsabilidades por el tipo de país que hemos construido. Lamentablemente con esta actitud también perdemos la posibilidad de modificar lo que hemos hecho mal. Pero la historia y los hechos, aunque desagradables, no pueden ser olvidados. Por más que lo intenten algunos. Porque estos, inevitablemente, nos definen, nos limitan o nos potencian en la construcción del futuro. Sin reconocer los efectos del pasado y sin comprender su impacto en el presente, estos solo se siguen repitiendo en un ciclo interminable de intentos fracasados.

No pretendo decir que vivir en el ayer sea la solución. Eso sería ilógico. Es requerido vivir en el presente, atento y consciente, para poder construir el futuro. Sin embargo, cuando se vive en una sociedad como la salvadoreña, con una cultura de violencia que inicia en los hogares y se traslada al tráfico, a los lugares de trabajo y a los espacios de convivencia común, es difícil desentenderse y evitar comprender por qué o desde dónde persiste esta violencia que crece y se complejiza.

El pasado sirve para ser comprendido y para corregir los errores en el momento presente. Un problema que no es identificado ni comprendido a fondo difícilmente puede ser enmendado. Y este es uno de los pecados de origen del país. Nos vamos por las ramas, justificando los acontecimientos del presente, pero no tenemos el valor de buscar en el ayer los efectos que vivimos hoy.

Somos incapaces de cuestionar a los ídolos que nos hemos creado, porque tememos que se caiga el castillo de naipes construido a través de las décadas sin ningún rigor ni capacidad de revisión o de reflexión. No existen héroes, ni líderes, ni santos que sean perfectos. Simplemente no existen. Debemos sacarnos esa carga para ejercitar nuestra humanidad inherente, reconocer los desaciertos y definir con valentía el nivel de responsabilidad de cada uno. Y desde ese espacio, sin olvidar para no volver a repetir, avanzar hacia el futuro.

Las frases vacías de “pensemos solo en el futuro” o “construyamos hacia adelante” son un intento por ocultar la historia dolorosa y vergonzosa que este país ha vivido. Y mientras las historias colectivas y personales no sean observadas, aceptadas y comprendidas, difícilmente serán sanadas. Al pasado se va a buscar entendimiento, porque inevitablemente las claves del momento actual se encuentran en esos espacios que habitamos, en esas historias que vivimos, en las familias que crecimos.

Es difícil cuestionar a los héroes, privados y públicos, pero es necesario si deseamos que al hablar de honorabilidad y de ética esos conceptos sean reales y coherentes, y no solo ficciones pálidamente coloreadas. Requerimos aceptar que lo que existe son seres humanos falibles, con claroscuros, con amor, desamor y odio, que se equivocan a diario, pero que también a diario tienen la posibilidad de reconocer esos errores y enmendarlos.

A este país, a las familias y a los individuos nos hace falta honestidad para ver de frente las verdades, personales y colectivas, lo que nos sirve, pero también lo que es urgente corregir. Y cierro con la frase de la directora ejecutiva de AccesArte, Claudia Cristiani, que en la presentación de la publicación “La muerte violenta como realidad cotidiana. El Salvador 1912-2016” ofreció: “Ante la tentación que, contra toda lógica, representa descartar nuestro pasado como insumo para la definición de nuestro futuro, consideramos indispensable detenernos un momento y mirar atrás…”

Generic placeholder image
Séptimo Sentido

Séptimo Sentido les invita a que nos hagan llegar sus opiniones, críticas o sugerencias sobre cualquiera de los temas de la revista. Una selección de correos se publicará cada semana. Las cartas, en las que deberá constar quien es el autor, podrán ser editadas o abreviadas por razones de espacio o claridad.

ARTICULOS RELACIONADOS