“Debemos promover a las personas creativas, sabias, con sentido común y éticas. Esos son los nuevos talentos”. Esa reflexión, que parece casi una obviedad, me resultó sorprendente y disruptiva en un ambiente laboral que le da tantísima relevancia a los aspectos técnicos o a la cantidad de especializaciones que una persona tenga, las cuales son muy importantes y demuestran la preparación de un profesional, pero que deben estar acompañadas de un importante componente ético.
El autor de la reflexión es el Dr. Robert Sternberg, un simpático psicólogo estadounidense que, además de ser un excelente conferencista, cuenta con 13 doctorados honorarios y es el autor de más de 1600 publicaciones que guardan relación con la inteligencia, la creatividad, estilos de pensamiento, aprendizaje y enseñanza, amor, odio y sabiduría.
A principios de año, el Dr. Sternberg dictó una conferencia sobre liderazgo y creatividad en la Universidad Católica de Chile dirigida a la alta dirección de empresas y estudiantes del Magister en RRHH de la misma universidad. Durante sus dos ponencias, el Dr. hizo muchísimo énfasis en la relevancia de la creatividad, la sabiduría, el sentido común y la ética como competencias esenciales en un profesional.
Retando el actual sistema de evaluación escolar y de selección en las empresas, el Dr. criticó duramente a las pruebas o exámenes que son herramientas que miden únicamente una habilidad muy técnica, poco práctica y sin mucha relevancia en el intrincado mundo laboral. Ahí, en el planeta llamado trabajo, las habilidades que realmente diferencian a un profesional de otro tienen que ver con esos cuatro atributos que no me cansaré de repetir: creatividad, sabiduría, sentido común y ética.
Algo que me pareció particularmente importante de recalcar, es que el conferencista comentaba que no necesariamente aquellas personas que tienen las mejores calificaciones serán aquellas que experimenten éxito laboral, porque se trata de habilidades distintas: sacar buenas notas en un sistema que evalúa memoria beneficia a los alumnos con habilidades de memoria. Pero usualmente, en el mundo laboral, lo que se pone en práctica va más allá de la memoria, requiere de esas tres habilidades en las que tanto insistía el Dr. Sternberg: creatividad, sentido común y ética.
Además, durante sus ponencias, el Dr. hizo mucho énfasis en no interpretar la sabiduría como conocimiento técnico, sino como conocimiento práctico. Un profesional exitoso es aquel que no solamente conoce los conceptos, sino que sabe cómo aplicarlos de manera creativa, adaptándose al contexto, de forma ética. Para esto es necesario que los profesionales tengan sentido común, para saber leer el ambiente, para actuar cuando es necesario, siendo prudentes con los involucrados, pensando siempre en las consecuencias de sus propuestas.