Pocos músicos han tenido el privilegio de ser testigos y parte activa de la consolidación de un movimiento artístico como lo ha hecho Fernando Samalea con el rock argentino. Nació en Buenos Aires, en el tradicional barrio Saavedra, muy cerca de la tristemente recordada Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde la junta militar argentina cometió crímenes atroces contra su población. La casa de Samalea estaba repleta de long plays de Frank Sinatra, Liza Minelli, Osvaldo Pugliese, María Elena Walsh, Glenn Miller, Chopin, Serrat, Bill Haley y Roberto Carlos. Pero fueron las primeras leyendas del rock nacional argentino quienes volaron su mente. Pescado Rabioso, Almendra, Sui Generis, Pedro y Pablo, Manal, Billy Bond, Moris, Tanguito, Litto Nebia y Luis Alberto Spinetta son algunos referentes.
El 14 de diciembre de 1980, The Police se presentó en el The New York City Disco de Buenos Aires. La banda inglesa estaba en gira promocional de su álbum “Zenyatta Mondatta”. Fue el primero de tres conciertos en Argentina y un momento bisagra para el desarrollo del rock en español. Lo que pasó en los siguientes años tiene que ver con esta visita. Al cabo de tres años aparecieron nuevas propuestas de bandas. Soda Stereo se hizo más notoria en los bares porteños, apareció en el mercado “Agujero interior” de Virus y la gran joya del rock argentino: “Clics modernos” de Charly García, el sol que iluminó y guio a la movida nacional.
Grandes cambios llegaban a la vida de Samalea. Su nombre ya estaba muy bien posicionado en la escena local gracias a varios proyectos en los que participó desde finales de los setenta. Con la banda Fricción fue el inicio de un puente hacia Charly García que tuvo una escala técnica junto a Andrés Calamaro. El teclista de Los Abuelos de la Nada estaba a punto de lanzar su segundo trabajo y llamó a Samalea para que tocara la batería. “Vida cruel” (1985) fue la antesala perfecta para llegar a Charly García, que no dudó en contratar los servicios de Samalea para el proyecto que tenía en mente: “Parte de la religión” (“Rezo por vos”, “No voy en tren”). A partir de entonces Samalea empezó a ocupar el puesto permanente como baterista y ganó notoriedad. Hace un par de años se estrenó como escritor con un gran libro que tendrá segunda parte: “Qué es un long play”, la historia del rock en español narrada en primera persona.