—Al ritmo de las delaciones—
En Brasil, los cinco expresidentes vivos tienen cuestionamientos por Lava Jato (además de investigaciones por otros temas).
Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), quien dejó la presidencia con 87 % de aceptación, es figura central de Lava Jato. El líder del Partido de los Trabajadores enfrenta cinco procesos derivados del caso por delitos como corrupción o lavado de activos. El más avanzado es uno en el que es acusado de haber recibido sobornos de la constructora OAS. En esa indagación, el procurador a cargo sostiene que Lula sería el jefe de la organización del caso Petrobras, una consecuencia de la Operación Lava Jato.
Además, en sus delaciones premiadas ante la justicia brasileña, exejecutivos de Odebrecht confirmaron que su planilla con el nombre “amigo” contabilizaba las coimas dirigidas a él. El expresidente de la constructora Marcelo Odebrecht, por ejemplo, confesó que entregó a Lula poco más de $4 millones entre 2012 y 2013, y que en 2010 abrió una cuenta con $13 millones para sus gastos personales.
Lava Jato también ha puesto contra las cuerdas a su heredera Dilma Rousseff (2011-2016). El Ministerio Público de Brasil investiga a la única mujer que ejerció la presidencia en el país por una supuesta obstrucción de la justicia al intentar favorecer a Marcelo Odebrecht, así como por nombrar ministro a Lula, poco antes de que fuese destituida. Días atrás, la constructora reveló que entregó millonarias sumas para las campañas de Rousseff de 2010 y 2014.
José Sarney (1985-1990) también fue acusado de recibir sobornos. En el 2015, un exfuncionario brasileño aseguró que líderes del PMDB, el partido al que pertenece, recibieron sobornos. Entre ellos, estaba el exmandatario. En las revelaciones de Odebrecht, Sarney aparece como beneficiario de coimas por la construcción de un ferrocarril.
Además, al igual que Rousseff, Sarney es investigado por una supuesta obstrucción de la justicia al intentar usar su influencia política para proteger a un aliado.
En cuanto a Fernando Collor de Mello (1990-1992), ya fue denunciado por la procuraduría brasileña. El político, sometido a un proceso de “impeachment” en 1992, es acusado de haber recibido poco más de $8 millones en efectivo y por depósitos por haber influido en contratos firmados por una subsidiaria de Petrobras. Ricardo Pessoa, quien presidió la constructora UTC, implicada en Lava Jato, dio detalles de los pagos.
Dos exejecutivos de Odebrecht también acusaron al expresidente de recibir poco más de $250,000 para su campaña al Senado de 2010.
La constructora además señaló que Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) recibió dinero para sus campañas presidenciales de 1994 y 1998. Aparte es investigado por supuestamente haber usado una empresa como intermediaria para entregar dinero a una expareja.