Hombres perversos
Cuando conocemos casos atroces de violaciones, principalmente en menores, nos sentimos impotentes y no queda más que sufrir en silencio con el nudo en la garganta. Duele mucho. Estos son hombres perversos a los que hasta los reclusos los consideran escoria de las prisiones. Nos referimos a los pederastas abyectos citados en esta tercera entrega especial sobre las mujeres, de Glenda Girón, bajo el título “Violadores que enamoran a niñas”. El sentimiento de repugnancia inmediato cuando se conocen casos de abusos a la castidad, que simultáneamente se transforma en indignación. Se maldice y se desea todo lo peor para esos seres, que adrede les omito el adjetivo de bestiales porque lo llevan inherente y lo de humano es mucho para ellos, con razón en algunos lugares los linchan y lapidan. Pues bien, la violación sexual es un acto de profanación a la intimidad física y psicológica del género femenino, experiencia devastadora en la parte más sagrada de la mujer. Muchos estudios niegan que los agresores sexuales sean enfermos sino poseedores de un trastorno de personalidad, porque para los psiquiatras no tienen una tipología estándar, pero su naturaleza desajustada no les quita que en su perfil no esté presente el machismo extremo que supura con alevosía al tener la oportunidad de cometer la agresión.
Son preocupantes los números que se mencionan, como el del MINSAL de 2016, en el que dice que fueron 1,500 embarazos en niñas de 10 a 14 años, pero esa solo es la silueta del problema porque las denuncias escasean por variadas razones. El inicio forzado de la maternidad se convierte para la mujer en el óbice traumático para continuar su educación, quedando en desventaja su futuro proyecto de vida. Solo queda intentar construir una imagen positiva de la masculinidad basada en el respeto, la tolerancia, justicia y equidad, desafío complicado en una sociedad de familias atomizadas que es lo que viene provocando la debacle social sin fin que nos agobia desde tiempos atrás.
Como apunta la carta editorial, “ser mujer implica riesgos” precisamente por ser parte de esta sociedad con muchos vacíos para investigar el delito y donde algunas abusadas callan, dejando atrás una historia oculta.