Buzón

El país que se ha hecho grande gracias a los emigrantes, ahora les da la espalda con un giro radical y con procedimientos coercitivos a quienes hayan violado las leyes migratorias con excepciones extremadamente limitadas.

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A traición

El país que se ha hecho grande gracias a los emigrantes, ahora les da la espalda con un giro radical y con procedimientos coercitivos a quienes hayan violado las leyes migratorias con excepciones extremadamente limitadas, si es que las hay; ese es el temor del discurso xenófobo e implacable en contra de los protegidos por los programas TPS y DACA, unos 236 mil salvadoreños. Es la noticia del momento, que Valeria Guzmán esboza en su artículo “La bienvenida a un país que expulsa a su gente”.

El círculo de riesgo de los que se van indocumentados comienza con un viaje aventurado. Los que logran llegar viven en zozobra por falta de papeles; si son deportados se exponen a desafíos similares a los que sobrellevaron cuando se fueron; luego al volver a su tierra de origen, son recibidos por los mismos factores que los obligaron a salir: pobreza e inseguridad. Pero el capítulo no termina ahí, pues hay un futuro incierto por delante, difícil de predecir.

Se debe agregar que quienes logran trabajar en el Norte sufren humillaciones de toda clase, a pesar de que cobran menos y trabajan más. Tampoco debe pasar inadvertido el proceder que han tenido los gobiernos, que por su ineptitud y falta de integridad, han descuidado la función de crear una sociedad justa y autosostenible con oportunidades reales para todos, libre de fieras delincuenciales de todo pelaje que nada más han potenciado un país dependiente de las remesas para el consumismo.

Aunque no se espere una deportación masiva, los signos que se leen en la realidad no son alentadores. La propuesta de Alianza para la Prosperidad en el Triángulo Norte contempla inversiones en lugares de origen para la reinserción de emigrantes retornados, pero cada Estado tiene que participar con su contraparte en el plan migratorio que se avecina. Además cada país por su propia cuenta debe prepararse para ese fenómeno provocado, que aunque no se dé masivo pone en aprietos a cualquier gobernante con un mínimo de sensibilidad humana. Lo que hace CONAMYPE puede resultar insuficiente para la incorporación de los repatriados a la vida económica nacional. Nos queda esperar la decisión final en poder del órgano bicameral del Norte; los gestores del destino nacional tienen el reto y los amantes de este terruño tenemos el compromiso de invocar un fallo menos inexorable, y salir del busilis de estar en la cuerda floja.

Julio Roberto Magaña
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Trabajo difícil

Aquí mucha gente piensa que irse para Estados Unidos o para Canadá es chiche o que allá van a conservar sus maneras de acomodados. Lo primero que se pierde allá es el orgullo. Uno va a servir, porque solo a eso puede aspirar recién llegado. Que hay más dinero por ir a hacer esas cosas, es cierto. Pero a un costo muy alto, porque el desprecio que sienten por uno es palpable y sí molesta un montón.

Con todo esto, que nos cierren los programas que nos han estado dando algo de dignidad es nefasto y este gobierno no se está poniendo las pilas para mantener abierto ese chorrito del que nos bañamos hasta los que no recibimos remesas.

Cristian Salazar
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Necesidades de los migrantes

La periodista Valeria Guzmán en su reportaje “La bienvenida a un país que expulsa su gente” narra las peripecias que les toca vivir a los eternos deportados que no encontraron el sueño americano. Existen un sinfín de historias que año con año se repiten en los que huyen de la violencia, pobreza, falta de oportunidades de empleo, exclusión social y económica.
Los retornados llevaban en mente un denominador común: el de buscar nuevos horizontes para su grupo familiar, incluso a costa de perder la vida en la travesía.

El impacto emocional que sufren es violento. La propia realidad de las migraciones se instala como problema central en la fijación de las políticas en nuestro país, en el que hay grandes dificultades para determinar la dimensión de la problemática, en establecer políticas sobre la base de la percepción de la opinión pública y en la falta de estudios que cuantifiquen la magnitud del fenómeno que hay que tomar en cuenta, más ahora que el TPS en Estados Unidos está por ser cancelado. Lo primordial que hay que realizar es adoptar políticas beneficiosas para los migrantes que ayuden al país de origen y destino tomando como base principal la protección de los derechos humanos.

Además, es necesario luchar en contra de las imágenes simplistas que derivan por la misma causa. El éxodo rural es un fenómeno por el cual una mayoría de la población residente en el campo se traslada a vivir en las ciudades y afecta principalmente a los jóvenes que emigran a distintos lugares para encontrar mejores perspectivas laborales, educativas y económicas. Hay que tomar en cuenta que no todas las personas pueden lograr un mejor nivel de vida, debido a que, algunas veces, por estar en un país ajeno sufren de discriminación por parte de movimientos xenófobos y racistas que se oponen por todos los medios a la presencia de extranjeros, incluso cuando estos residan legalmente.

Rutilio López Cortez
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