Buzón

Quiero aprovechar la oportunidad de felicitarles por el bonito e interesante reportaje relacionado con la cuota alimenticia.

22 centavos por cada tiempo de comida

Sobre cuotas

Quiero aprovechar la oportunidad de felicitarles por el bonito e interesante reportaje relacionado con la cuota alimenticia. Espero que sirva para que también las autoridades competentes revisen el Código de Familia, pues creo que lo más que pueden descontar a los demandados es el 20 % del salario y con lo caro que está la vida, con ese porcentaje no se cubren las necesidades de los hijos. Algo importante que se escapó del reportaje es la mala atención que dan en la PGR, al menos en mi caso, en la oficina de Soyapango, el personal es amargado, pesado y no busca cómo apoyar a quienes hacemos los trámites. Ojalá ya hayan cambiado la actitud esos servidores públicos, pues hice el proceso en 2015 y envié una queja a atención al cliente, espero la hayan considerado. Esa situación es similar en la oficina central, donde la única personal diligente, amable y responsable que encontré es el caballero que aparece en la fotografía de la página 13, ese señor es un ángel en ese lugar. Otro detalle es en cuanto a los depósitos, quienes optamos por solicitar tarjeta de débito para sacar el dinero y evitar ir a hacer cola al BFA porque no podemos estar pidiendo tanto permiso en el trabajo, cada transacción en cajeros diferentes del BFA nos descuentan supuestamente más de $1; sin embargo, tuve la situación que este mes me descontaron más de $8, probablemente dirán que es poco, pero siendo un banco del Estado considero que debería ser menos el descuento, y no creo que el BFA culpe a los bancos privados porque para esa transacción utilicé un cajero de Banco Hipotecario, otro banco del Gobierno; en fin, de esas cuotas alimenticias esas instituciones (PGR y BFA) salen ganando. Espero no haberlos aburrido, pero aproveché para exponerles otras de las situaciones difíciles que enfrentamos las madres que tenemos procesos de cuotas alimenticias. Reitero mis felicitaciones para la revista y especialmente para la periodista Valeria Guzmán. Me encantan sus reportajes, espero que continúe escribiendo sobre temas importantes que en la mayoría de casos desconocemos.

Katya Paredes
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Migajas alimentarias

Cualquiera se sorprende al leer el encabezado del reportaje de Valeria Guzmán “22 centavos por cada tiempo de comida”, pues anula la responsabilidad sagrada de cualquier hombre de llamarse padre. Ser padre es una misión de gran compromiso, aunque todos tengan que aprender a serlo en el camino, por lo mismo no hay padres perfectos, pero sí perfectibles. No se trata solo de engendrar a los hijos, pues el valor de la responsabilidad social emana desde el hogar. Los hijos son lo que respiran y aprenden dentro del hogar, pero si este está mutilado, la calle se vuelve la maestra. La buena paternidad no está erigida con acciones externas y superficiales, es más de influencia de sentimientos y actitudes positivas encaminadas al desarrollo de los buenos hijos como futuros ciudadanos de bien. En una separación de pareja la peor parte la llevan los hijos y ese es un factor determinante que contamina o purifica una sociedad. Nuestro país es un buen ejemplo con eso de las migraciones. Un padre que aporta la cuota alimentaria por acuerdo o mandato legal siempre tiene en desamparo a su hijo al no dedicarle un tiempo de calidad, con un contacto personal respetuoso, cariñoso, un cara a cara afectuoso que es lo que en definitiva marca la diferencia. No es lo mismo alimentar el cuerpo que nutrir la personalidad; de por sí el abandono y la indiferencia son un rechazo. Las cifras que muestra el relato son alarmantes unas e indignantes otras, porque asignarle $20 a un niño para su manutención es una burla, se trata de un problema social severo aunque con rasgos atávicos. El Código de Familia habla de sustento, habitación, vestuario, salud y educación, letra muerta en la mayoría de los casos. Algunos pueden ser buenos padres, otros buenos proveedores, pero muchos no caben en la casilla de la responsabilidad. La realidad de los datos nos induce a sospechar que los hijos comen con pinzas y los irresponsables padres con cucharón, si uno es justo eso no puede ser. Siendo el rol de padre responsable tan difícil de cumplir en algunos aspectos, una asignación alimentaria por alta que se considere siempre se queda como migaja alimentaria. Y muy bien lo menciona la carta editorial cuando dice: “Hacer frente a la crianza tiene que implicar la repartición equitativa de sacrificios”, algo que casi siempre se le recarga a la mujer.

Julio Roberto Magaña
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Séptimo Sentido

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