Buzón

Mis felicitaciones a Moisés Alvarado por ese reportaje donde se refleja el espíritu de lucha de muchas mujeres salvadoreñas rurales y de las que vivimos en el área urbana por sacar a nuestros hijos adelante siendo jefas de hogar.

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Vilma y Vidalina

Mis felicitaciones a Moisés Alvarado por ese reportaje donde se refleja el espíritu de lucha de muchas mujeres salvadoreñas rurales y de las que vivimos en el área urbana por sacar a nuestros hijos adelante siendo jefas de hogar. Me gusta este tipo de reportajes donde se ponen a la luz aspectos positivos como el de los microcréditos solidarios.

También está a la vista cómo las mujeres debemos luchar contra los estereotipos que se nos imponen sutilmente, como ese de decir que “a la hembra no se le da mucho estudio”. Ese pensamiento nos ha limitado a mejorar como sociedad, y eso lo hizo notar Mahatma Gandhi cuando señaló: “Quien educa a un hombre educa a un individuo, pero quien educa a una mujer educa a un pueblo”.

Hace falta mucho para lograr igualdad de salarios, ya lo remarca Moisés en su reportaje: por el mismo trabajo a un hombre se le paga $30 más que a una mujer. Hoy más que nunca se vuelve necesaria la educación para todos nuestros niños y jóvenes. Es la única manera de quitar de nuestras mentes esas concepciones milenarias de ver a la mujer como una propiedad, como lo señala Rónald Portillo en su columna al referirse al feminicidio de Vilma ante sus hijos. Este tema de la violencia contra la mujer que han puesto en el tapete a lo largo de estos años ayuda a generar conciencia. Hay que hablar de estos temas en profundidad. El currículo en Estudios Sociales se presta para eso, pero a veces los docentes no queremos ahondar en ellos.

Desde diferentes ámbitos estamos llamadas a participar en la defensa de nuestros derechos, enseñar a otras para compartir con nuestros hijos una nueva concepción del rol de hombres y mujeres en la sociedad. Mientras esto no lo generemos seguiremos viendo a Vilmas morir horriblemente. El fenómeno de la violencia de género es complejo. No importa si eres analfabeta o una mujer profesional, tiene que ver con los estereotipos que se forjan a nuestro alrededor. Adelante con estos reportajes que van generando conciencia sobre diferentes problemáticas que inciden en las mujeres.

Ruth Karina Sánchez Pacheco
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Mujeres excluidas

Si de erradicar la pobreza se trata, se debe comenzar con las madres jefas de hogar, un nicho que nunca ha sido atendido. Traigo como ejemplo lo que un expresidente mencionó durante su campaña política que “las mujeres no estarían solas” y continúan abandonadas. En el reportaje “Vidalina contra el destino de la pobreza”, del periodista Moisés Alvarado, se deja al descubierto las peripecias que una madre soltera jefa de hogar con seis hijos le toca vivir para sobrevivir y sacar adelante su núcleo familiar. Así como ella existen otras que también han sufrido maltrato físico y psicológico por parte de sus parejas y que aún así logran salir adelante con sus hijos a costa de mucho esfuerzo y privaciones.

Otro detalle que abona a la causa es la difusión de la forma como otros grupos de mujeres se han asociado para obtener créditos en ASAPROSAR, ya que algunas de ellas están excluidas de créditos por no ser propietarias de donde viven. Es de admirar el emprendimiento que estas mujeres realizan sabiendo que lo único que buscan es la supervivencia y algunas veces el endeudamiento las vuelve más vulnerables debido al poco ingreso que reciben.
Este tipo de reportajes con fotos muestran la realidad; aunque muchas mujeres logran cambiar sus condiciones de vida. Espero que Gobierno y la empresa privada puedan planificar proyectos que impacten en la comunidad y les permitan vincularse con acciones de responsabilidad social concretas que incluyan a jefas de hogar y adultos mayores.

Rutilio López Cortez
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Mujeres todoterreno

Las cosas más valiosas en la vida precisan más trabajo para obtenerlas y mucho más carácter para mantenerlas. La entrega de Moisés Alvarado “Vidalina contra el destino de pobreza” es la muestra puntual de las familias salvadoreñas donde alguien de la pareja se va en busca de tierras ajenas. La intención es que el varón deja el hogar para buscar el sustento de su núcleo. En muchos casos aquel anhelo termina en disolución familiar, cuando la tentación en la lejanía toca los corazones solitarios y se pierde el equilibrio entre lo económico y lo emocional. Cuando eso sucede se generan cambios sustanciales en las relaciones y responsabilidades de los familiares que se quedan; en el caso de las mujeres, mientras unas se muestran con parálisis sin saber qué hacer; otras, hartas de fe, se resuelven por tomar un camino por su propia cuenta, mujeres todoterreno, y ese es el caso que puntea el reportaje con la protagonista que ha buscado alternativas para sustituir la ausencia del que se fue y se olvidó de todo.

Personas de ese calibre son las que viene necesitando este país para coadyuvar la pobreza. A partir del ejemplo que comentamos, se puede salir adelante, sin esperar una fórmula mágica para lograr el éxito. Basta con poner el optimismo y la determinación por delante y la persona emprendedora puede convertir una idea en una realidad, siempre que tenga un mínimo de recursos que se lo permitan, como es el caso de la señora que ya tenía un terreno para construir su casa. Además debe prevalecer la perseverancia y la entrega como elementos esenciales para llegar a las metas. Hay infinidad de casos que ya poseen esas herramientas y solo necesitan de un apoyo económico inicial, capacitación y seguimiento para construir un destino para una vida mejor.

El Gobierno por su parte no debe dejar los socorros de soporte solo a las ONG, precisa abrir suficientes líneas crediticias para apalancar las iniciativas de superación económica de las mujeres, que en este país son mayoría. El programa Banca Mujer creado con el objetivo de potenciar la autonomía económica y facilitar líneas de crédito todavía se queda corto. Es menester abundar más en esa dirección a fin de que se favorezca el desenvolvimiento de la mujer salvadoreña con un rol protagónico en la economía.

Julio Roberto Magaña
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