ENCIERRO LIBERADOR
Estaba atardeciendo, y el cielo, como todas las tardes de verano, recuperaba fugazmente su primigenia condición de acuarelista.
Estaba atardeciendo, y el cielo, como todas las tardes de verano, recuperaba fugazmente su primigenia condición de acuarelista.
Hoy podemos sentirlo a plenitud: nuestros primeros maestros en el arte de la cuarentena fueron ellos, Eva y Adán.
Como si aquello hubiera sido una señal superior, la lluvia furiosa empezó a disminuir y los presentes, sin dejar de enarbolar sus banderas blancas, tomaron camino hacia las alturas vecinas.
¿Desde la galaxia más remota o desde el traspatio más próximo?
El timbre de la voz lo envolvió a él en reminiscencias espumosas e inconfundibles.
El timbre de la voz lo envolvió a él en reminiscencias espumosas e inconfundibles.